Un viaje abierto y sugerente
León sin prisa (II).
Una vuelta por la provincia
Epigmenio Rodríguez. Ed. Eje Producciones Culturales, León, 2011. 384 pp.
Los viajes, si se entienden en el sentido auténtico del término, son personales, lo que no significa que no hayan de incorporarse a ellos referencias sabidas. Lo libros de viajes han de aportar, para considerarse tales, una nueva mirada, un ritmo diferente, una atmósfera distinta. Estos viajes, secretos en alguna medida, se convierten por ello en iniciáticos, aunque humildes -”esto define, a mi juicio, una de las más estimables bellezas-”, que recuperan el inigualable placer de viajar. Y es que esta actitud da mucho de sí, hasta para sacar conclusiones, como hace el autor en este punto final de su andadura: la riqueza de esta provincia tiene claro el pasado, con no pocos interrogantes su futuro.
Si es verdad que la lectura de la primera parte causó en quien esto firma una gratísima impresión, permanece ésta, con igual intensidad, en la nueva entrega. Porque, citando, por una parte, a Julio Llamazares al afirmar que «el paisaje es memoria», nada más podría ponernos de acuerdo. El paisaje es memoria, y en alguna medida, memoria colectiva. Y porque, por otra parte, el viaje es búsqueda. Por eso -”y trae ahora a Saramago a las citas iniciales y de referencia-” «la vejez empieza cuando se pierde la curiosidad».
Con estas coordenadas como compañeros de viaje -“siempre ha de haber un sustento vital en el viajero-”, Epigmenio Rodríguez completa el recorrido provincial siguiendo igual estructura que en el anterior volumen, pues no en vano ambos son una misma unidad. Sólo que, como es lógico, el itinerario suma nuevas etapas. En este caso sale de Ponferrada para, en el sentido contrario a las manecillas del reloj, finalizar en la ciudad de León. Un recorrido que, señalizado sobre un mapa inicial, resulta grato e interesante.
Sería muy prolijo, imposible, entrar en el detalle del viaje, puesto que son muchos los pueblos y comarcas que se recorren. Y muchos los temas que el viajero aborda en esta conversación permanente a la que nos tiene acostumbrados: arquitectura popular, museos, vinos, tapas, gastronomía, coplillas, curiosidades-¦ todo tiene cabida porque todo encaja como testimonio del momento real, como manifestación, a veces, de la realidad escondida, siempre del día a día, nunca pensado o escrito desde un escritorio, actitud tan frecuente en no pocas de las páginas que sobre estos temas se han escrito.
Todo lo dicho viene a confirmar que estamos -”al menos este lector-” ante el viaje más interesante y completo que uno haya leído de la provincia de León. Buena parte de los testimonios e impresiones aquí recogidos pasarán a la historia seguramente como el definitivo colofón de una forma de vida a punto de extinguirse. Y el viaje, este viaje, como uno de los testimonios humanos y literarios más atractivos de los escritos sobre la provincia.