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Publicado por
JOSÉ ENRIQUE MARTÍNEZ
León

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A comienzos del presente año, publicó Antonio Colinas su Obra poética completa : cuarenta y cinco años de emoción concentrada, de «pensamiento inspirado», de búsqueda de un ideal de vida y de poesía. Al acontecimiento dedicaré próximamente una doble página, adelanto ahora cuatro posibles claves de entendimiento de la poesía coliniana.

Al evocar mi primera lectura de cada poemario, cuatro palabras me vienen a la pluma: emoción, belleza, plenitud y humanismo. Emoción es la palabra que mejor define Preludios a una noche total (1969), cuya pureza de voz, de visión y entrañamiento con el mundo natural me sigue conmoviendo. Poetiza el nacimiento del amor en el ámbito de la naturaleza, expresado como un alto ideal que motivó el nombre de poesía neorromántica. Hay ahí poemas muy hermosos: «Toda la noche el viento bate mamparas rotas...». Emoción también, pero sobre todo belleza es lo que me evoca la lectura primera de Sepulcro en Tarquinia (1975), no sólo por la aspiración a la misma que exhala el poemario, sino porque ahí están algunos de los poemas más hermosos de Colinas y de la poesía española de antes y de ahora, como «Novalis» o «Noviembre en Inglaterra». Plenitud armónica es la definición que atribuyo a la cumbre que representa Noche más allá de la noche (1983): fusión de inspiración y composición, pensamiento y emoción, poetización del misterio existencial, de momentos culminantes de la historia del hombre...; búsqueda de la armonía plena, con la fuerza simbólica de la noche, los astros, el bosque o los delfines. Y, finalmente, humanismo es la definición que me inspira la lectura de Libro de la mansedumbre (1997), con atención al sentimiento personal («A nuestro perro, en su muerte») y a lo que, como habitantes del mundo global, nos afecta negativamente: las guerras, los absolutismos, los problemas ecológicos, etc. («La tumba negra»). La poesía completa de Colinas es una aventura formidable; completa, pero no completada, pues el poeta no dará por apagada la llama de su poesía, la que los lectores encendemos en cada aproximación conmovida a la misma.

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