Bella recuperación de motivos medievales
A la sombra de los abedules
Fulgencio Argüelles. Ed. Trea, Gijón, 2011. 250 pp.
Con una larga trayectoria narrativa (de la que no está ausente alguna obra de ambiente medieval, como Los clamores de la tierra ) Fulgencio Argüelles retorna a esos siglos oscuros para recrear un mundo de iniciación en los secretos del ser humano. Todo ello ambientado en una naturaleza de condición misteriosa, en la que lo vegetal y lo animal conforman un mundo de complejo simbolismo. Es algo que se observa en novelas recientes, como es el caso del leonés Ángel Fierro ( El contador de vientos ) o el de Emilio Pascual ( El número de la Bella ) .
Utilizando el recurso narrativo de la autobiografía, «Melendo, joven heredero del conde asturiano Numio», narra lo que ha sido su vida. Educado en un ambiente de aristocracia intelectual, escribiente del rey Alfonso, Melendo es dueño de una profunda cultura, recibida de sus maestros: Magilo le ha educado en lo humano, Flaino en el mundo de los libros y Fromistano le ha descubierto los misterios de la naturaleza, lo que le permite una honda y bella interpretación del paisaje. Esa cultura es la clave de la mirada del narrador, convertida casi en una cosmovisión accesible sólo a ciertos seres de ese momento. En todo ello está la clave de que Melendo tome, de acuerdo con sus sentimientos, una decisión nada acorde con los proyectos de su padre. El comportamiento del protagonista se confirma en su relación con el mundo femenino: Azelaya, Niria, Lena, Tritia-¦ son paradigma preciso de las diversas actitudes del sentimiento amoroso.
Todo este mundo medieval presenta un hondo atractivo por la visión de los elementos naturales. Lo vegetal, lo zoólogico, el paisaje agreste, la medicina extraída de las plantas-¦ son elementos que van creando un clima misterioso, gracias el profundo conocimiento que Fulgencio Argüelles posee de estos mundos, míticos y legendarios en muchos aspectos. Partiendo de ese sustrato, sabiamente aprovechado, la narración es una constante fuente de atractivos y sorpresas, si bien algunos pasajes pueden resultar excesivamente extensos, de cierta premiosidad por la peculiar utilización del verbo dicendi y la ausencia de puntuación tradicional en los diálogos. Con todo, lo dicho nunca será obstáculo para disfrutar de una novela que es portadora de múltiples atractivos.