Diario de León

Una nueva visión del mito de Eros y Tánatos

Publicado por
N. MIÑAMBRES
León

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Praga 2007

Antonio Martínez Llamas. Ed. Lobo Sapiens, León, 2011. 374 pp.

En la extensa trayectoria narrativa de Antonio Martínez Llamas está presente casi siempre la visión peculiar de ciertas situaciones relacionadas con la enfermedad. Su condición profesional le permite además desenlaces inesperados y, a veces, inquietantes. En Praga 2007 el motivo argumental supone otra vuelta de tuerca en lo literario. La dificultad aumenta además por otros dos factores: la condición de Darío, el protagonista, y el hecho de que sólo dos personajes, él y RosW, el personaje femenino, sustenten de forma esencial la obra.

No parece arriesgado pensar que nos hallamos ante una nueva interpretación del Eros y Tánatos clásico. Conviene advertir que en la novela no existe ningún tipo de emoción argumental en el sentido clásico. Planteada de alguna forma con un comienzo in medias res , en la primera línea el lector conoce el desenlace por boca de Darío, protagonista y narrador en primera persona. Ello, sin embargo, no es óbice para que el interés se mantenga vivo e invariable. Ni siquiera se debilita cuando, en la p. 43, el narrador confiesa: «No descubro nada que parezca insospechado si declaro que RosW y yo éramos, después de saber la verdad, dos amantes a la deriva en un desierto con palmeras diáfanas».

El secreto de este efectivo mecanismo narrativo hay que buscarlo en la agilidad literaria, en un inteligente manejo del flash back y en el aprovechamiento de dos mundos distintos en su condición. El primero tiene que ver con la relación que surge entre ambos, apasionada al principio, pero profanada por la mentira, lo que provocará unos celos insostenibles y la venganza terrible, pero «-¦ en nombre del amor». De ahí el sosiego en el que Darío permanece en la cárcel, pagando su culpa. El segundo es el mundo material y más exactamente la creación de un código críptico que suplante las limitaciones de la ceguera. Entre los múltiples y curioso recursos, el de los perfumes resulta el más efectivo: el aroma de Ángel y el de Lolita Lempicka son el símbolo de dos actitudes humanas. Como es doble el sentido esencial del espacio (lo extenso de la ciudad de Praga y lo reducido del dúplex) y de ciertos elementos: el perfume es amor y vida y las setas son odio y muerte. Un variado juego de simetrías que articula de forma armónica la narración.

Los elementos, sintéticamente apuntados, y otros muchos sugeridos de forma casi subliminal en ocasiones le han servido al autor para trazar un cuadro expresivo de los desastres del amor. Lo que Darío cuenta son, en definitiva, los restos del naufragio sentimental, pero nunca serán motivo de culpa.

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