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Publicado por
JOSÉ ENRIQUE MARTÍNEZ
León

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Gira

Álvaro Tato. Premio de poesía «Miguel Hernández-Comunidad Valenciana». Ed. Hiperión, Madrid, 2011. 62 pp.

El mundo gira que gira / desde la vida a la muerte / desde la muerte a la vida»: de este cantarcillo popular procede el título Gira del último poemario de Álvaro Tato, poeta que ha ido publicando en sus tres libros anteriores, Cara máscara , Libro de Uroboros y Hexateuco al son de un premio importante, al igual que Gira, premio «Miguel Hernández» de este año 2011. Poco a poco, Álvaro Tato se ha ido decantando hacia la densidad y la concisión, cualidades muy acentuadas en Gira . La densidad alude al texto compacto, ceñido, que concentra el sentido en escasa materia verbal. La concisión indica brevedad, el solo uso de las palabras precisas para comprimir primero y exprimir después el significado. La consecuencia lógica es una lectura exigente. De tal lectura, re-lectura, parto en esta reseña en determinada dirección entre otras posibles.

En buena parte, Gira puede leerse arbitrando el contraste fuera/dentro. Fuera supone un salirse de uno mismo, alejarse de un aquí que puede ser un espacio real o la intimidad de cada cual. Fuera implica un irse, una dispersión, frente a dentro, que asegura cierta estabilidad. Dentro habita la memoria, el sueño, el pensamiento; fuera está lo que nos rodea, acaso el campo desnudo e indiferente («Recta»). Aquí o dentro nos asegura un espacio conocido. Fuera surgen caminos diversos, «ríos abiertos». De fuera se regresa hacia dentro, hacia el aquí, hacia «el país que nos viaja por dentro». En el espacio del aquí confluirán los que se quedaron con los que llegan. Dentro y fuera no son nociones absolutas: el dentro de uno es el afuera del otro y viceversa. Es lógico pensar, por lo dicho hasta este momento, que el contraste sea un recurso recurrente: «Si existiera una isla / donde quedarse (...) / construiríamos balsas / para escapar»; «Parece que estás quieto / pero estás rodando», etc.

«Dentro soñamos / volar / más allá de nosotros». El motivo del viaje con sus diversas connotaciones (de dentro afuera y en sentido contrario, el viaje que es la vida, etc.) va modelando el poemario con sus referencias continuas: «¿Quién es el pasajero?», «Nuestras barcas de chapa / navegan ríos negros». Ir, volver, navegar, regresar..., son verbos del viaje, no siempre atenido al desplazamiento real o, en ese caso, con frecuente deriva hacia la abstracción, la aplicación vital o el significado simbólico. Se puede navegar a oscuras «al centro del vacío» («Deriva»), puede aludirse a los que viajan en «su pájaro blanco» en busca de mejores oportunidades («Migración»), el viaje puede desearse, pensarse, poetizarse... Es el viaje a veces un simple merodeo, un errar o un vagar, y en el poema puede sugerirse con la alusión a la vuelta (¿de dónde?) o al irse (¿hacia dónde?). Se puede viajar, finalmente, sin trasladarse, «viajando» en el sueño o por la red («Internauta»). Termino con versos, densos y concisos, del poeta: «El horizonte: / por el cristal del tren / pasa una gota / Pasamos, gota / por el tren de cristal / del horizonte».