Brinda en breves relatos la memoria de un pueblo
Fauna Cepedana
Ignacio Redondo Castillo. Ed. Lobo Sapiens; león, 2011. 216 pp.
Después de Otras historias de La Cepeda , Ignacio Redondo, natural de Sueros de Cepeda, brinda al lector Fauna Cepedana , continuación de la primera obra. Ambas son pinceladas, historias sobre un lienzo, La Cepeda. O elementos policromos de un caleidoscopio que al ir girando frente a la luz ofrece un paisaje y un paisanaje variopintos.
En estos relatos, el autor, bajo tono picaresco, brinda en breves relatos la memoria de un pueblo, Sueros de Cepeda, que a veces alcanza a otros próximos y siempre se detiene en el mismo territorio: La Cepeda rural de las últimas décadas del pasado siglo.
Aquí los textos se leen, mas su lectura nos recuerda que son fruto del acopio oral; así, su lectura nos lleva al origen o la repetición en veladas, filandones o calechos.
Sirven, pues, estos breves relatos para recuperar la memoria así como para educar, pues no es difícil entrever que detrás de cada sucedido existe una enseñanza. Además este retablo lo conforman muestras etnográficas y etnolingüísticas; detrás de las mismas aparecen el recuerdo de usos y costumbres o de modismos lingüísticos propios que el autor selecciona intencionadamente.
La biografía de los pueblos cepedanos, un área rural con caracteres propios, se refleja en jirones que traslucen la biografía del autor y de su tierra. Por lo tanto, más que una fauna humana es la fisionómica de una tierra que el autor agita para recordarnos que los sucedidos seleccionados son un muestrario de los trabajos, los días y los hombres que habitan un lugar absconditus mas no ignotus .
Y en este esfuerzo demostrativo, Ignacio Redondo recurre a un lenguaje vivo y a diálogos ágiles cargados de ironía que siempre provocan una sonrisa complaciente y, a veces, melancólica.
Finalmente, Fauna Cepedana es la expresión escrita de una cultura fenecida, rural, pero que deja sus aportaciones al «barro cultural» necesario para entender el presente. Somos memoria. Estamos hechos de la madera de nuestros sueños (Shakespeare) y de las vidas de nuestros padres. No los olvidemos. Son necesarios para construir nuestras biografías.