Mitos humanos y orográficos
Auyantepuy. El lugar donde los espíritus nunca duermen
María Cantalapiedra Ibáñez
Éride Ediciones. Madrid, 2011. 154 páginas
No es fácil desentrañar el sentido del título: la amistad, el paisaje, el amor, lo legendario, el afecto por los animales… son factores que influyen en Omaira Gómez, la protagonista de la novela. Cuando llega a Isla Margarita, recuerda un viaje anterior, sumida ahora en un sentimiento tristeza.
Vuelve a Venezuela con el deseo de recuperar ciertos paisajes y llega con el recuerdo de Gerard, su ex marido, pero sobre todo el de Cristina, su hija, y su madre. Quiere llegar a Canaima para iniciar una ruta que la lleve a la cumbre del Auyantepuy, espacio mítico de los indios Pemones.
Canaima es el punto de partida real para iniciar la ascensión en compañía de Cristian, gran conocedor de esas cimas por su origen pemón. A partir de aquí, la acción se bifurca: el peligro del golpe de estado en Venezuela, del que tienen noticia en Canaima, dificulta la narración del ascenso al monte mítico.
En este recorrido hacia las alturas, surgen tres planos temáticos: la experiencia del paisaje, la visión legendaria de esos espacios y el proceso sentimental entre Omaira y Cristian, experiencia resuelta por la autora con gran finura.
Completa la armonía de ese espacio natural la presencia del afecto por los animales, pero la atracción repentina de Omaira por el jabato salvaje Cecilio, resulta difícilmente admisible.
La experiencia orográfica se convierte para Omaira en una vivencia sentimental imborrable. Por eso, el desenlace de la obra puede sorprender al lector. Escrita de forma ágil, con líneas truncadas y aspecto de versículo, su brevedad parece excesiva, pero puede ser también un atractivo para muchos lectores.