Diario de León

por miguel lorenci

Ridruejo, la melancolía del fracaso

l. La correspondencia de su exilio revela el día a día de «un conspirador». dionisio Ridruejo protagonizó un ejemplar, único e insólito viaje ideológico del fascismo a la resistencia antifranquista

Vivanco, Luis Rosales, Rodrigo Uría, Ridruejo, Laín Entralgo, Torrente Ballester y Antonio Tovar

Vivanco, Luis Rosales, Rodrigo Uría, Ridruejo, Laín Entralgo, Torrente Ballester y Antonio Tovar

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por miguel lorenci
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El fascista furibundo que alentó el golpe franquista que precipitó la guerra civil, el ideólogo de la División Azul, el Goebbels del movimiento, acabó sus días como un activo antifranquista y un convencido «conspirador» demócrata.

Una larga, apasionante y compleja travesía política e ideológica que comenzó en 1942, cuando se apeó en marcha del tren del régimen, y que tendía para él un enorme coste personal, según evidencia su última e íntima correspondencia. Son una treintena de cartas dirigidas a su esposa desde París, estudiadas por Jordi Amat y Jordi Gracia, y reunidas en Cartas íntimas desde el exilio (1962-1964) . Una cuidada edición que se suma la colección Obras fundamentales la Fundación Banco Santander el año del centenario del escritor. Cuando en junio de 1962 Ridruejo cruzó la frontera española clandestinmente, ya era un claro referente de la oposición al franquismo. Su asistencia al IV Congreso del Movimiento Europeo —el histórico ‘contubernio de Múnich’— para reunirse con demócratas españoles del interior y el exilio, como Salvador Madariaga, José María Gil Robles, Enrique Gironella o José Vidal-Beneyto, condenó a Ridruejo a un destierro de dos años en París. Las cartas, inéditas hasta hoy, dan cuenta de su día a día y demuestran cómo el compromiso ético y político de Ridruejo dañó sus responsabilidades familiares como marido, padre, e incluso como escritor.

Prosista e ideólogo de la futura democracia, autor en 1962 de Escrito en España , desarrolló Ridruejo desde París una esperanzada campaña política contra la dictadura que le llevaría a viajar por Europa y los Estados Unidos. Fue entre 1962 y 1964 cuando mantuvo una intensa correspondencia con su esposa, Gloria de Ros, sólo posible gracias a «manos de confianza», y que hoy se lee «como la crónica privada de la vida de un conspirador» según Jordi Gracia. Vemos al Ridruejo exiliado como un hombre que se debate entre volver o no a España, preocupado siempre por los problemas cotidianos de una familia a la que añora, y empeñado en reconstruir una conciencia democrática para sus compatriotas. Gracia y Amat, prologuistas y antólogos del volumen, se adentran así en la cotidianidad del escritor, que «adoptó el oficio de conspirador» y se debatió siempre entre el sentido del deber político y la añoranza familiar.

Sin cálculo político «Son cartas escritas sin público y sin cálculo político: nacen de la necesidad de contarle su vida a lo largo de los dos años en que Ridruejo prefirió el exilio a la cárcel o el destierro en Canarias», comentan Amat y Gracia en el prefacio. Las 32 misivas reflejan a un Ridruejo «cercano, humano e incluso costumbrista», pero que oculta las intenciones conspiradoras de sus viajes a E.EUU., donde se reunió con la Administración Kennedy, y con exiliados como Victoria Kent o Juan Marichal, pero que según Jordi Gracia, se presenta ante sus hijos como un «turista rejuvenecido». «Mezclando lo político y lo íntimo, ofrecen el día a día de cuanto le ocurre a un combatiente por la democracia desde mediados de los años 50 y el coste que eso tiene en términos humanos para alguien que había sido la levadura y la dinamita de la Guerra Civil», puntualiza Gracia, responsable de otro estudio sobre Ridruejo, Materiales para una biografía (2005). «Mostramos el reverso íntimo de un conspirador público y ofrecemos el testimonio, adulto, realista y sin estridencias de la conciencia autocrtica de un hombre de cincuenta años que aprende con resignación el precio de los errores y las recalificaciones» resumen Amat y Gracia.

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