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POR cristina fanjul

Muros para la subversión

l. La deriva de la crisis ha devuelto las paredes de las ciudades a la primera línea de la política. existen desde que el hombre lo es y son expresión de los anhelos, la esperanza, las reivindicaciones y el deseo de influir en los demás. el filandón hace una radiografía del graffiti.

jesús f. salvadores/norberto/ramiro

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POR cristina fanjul
León

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Es el lenguaje de la subversión, el idioma de quienes no tienen otra manera de hacer circular sus ideas, el medio de expresión de cuantos persiguen acabar con los medios ortodoxos. Marginalidad, anonimato y una pretendida espontaneidad que la mayoría de las veces no es tal. El graffiti es el método de expresión de quien se coloca a la contra, fuera del sistema, es la voz prohibida, la que se camufla a través de la ficción de la clandestinidad para sembrar la duda, la inquietud intelectual de cuantos la leen y, por eso, resulta efectiva.

Las afirmaciones que se leen en los graffiti tratan de persuadir, de disuadir, de convencer, de inspirar... en resumen, tratan de mover al paseante que se topa con ellas en una dirección concreta, con lo que tienen una intencionalidad clara.

El académico Salvador Gutiérrez destaca que las pintadas son como eslóganes —«que en gaélico significan «grito de guerra»—, frases cortas que contienen un mensaje que ha de influir en la conciencia individual y colectiva. «Su finalidad es desactivar ideas y, especialmente, actitudes instaladas en la mente, creando una nueva visión de de la realidad (normalmente en un ámbito concreto). El lingüista añade que tienen finalidad perlocutiva, es decir, están orientados a modificar el pensamiento y el comportamiento. «Para conseguir este objetivo, necesitan instalarse en la mente. No basta que lleguen a la memoria externa y para eso tienen que ser breves», subraya. Gutiérrez Ordóñez explica que la ley de Miller nos dice que la capacidad de recordar enunciados va de 5 a 9 palabras: 7+/-2, y precisa que los textos de los eslóganes suelen incluir algunas propiedades y características:

? Para captar la atención del lector: han de estar situados en sitios visibles, escritos con letras grandes y llamativas sobre fondo que contraste.

? Han de captar la benevolencia del lector y para eso incluyen normalmente rasgos de humor, de ironía incluso de sarcasmo.

? Han de instalarse en la memoria a largo plazo. Rendirán el efecto que persiguen solo si anidan dentro de la mente y resuenan más o menos constantemente. «Pretenden que hagan la labor de un gusano que tenemos dentro y va royendo la mente». Para cumplir mejor este fin, suelen incluir juegos fónicos (paronomasias, aliteraciones, ritmo...) y semánticos. «La presencia de un hemistiquio ayuda a su memorización, sobre todo si las dos partes presentan una misma estructura sintáctica», dice.

Celadus hace suspirar...

Desde que hay escritura hay graffiti. La necesidad del ser humano de prevalecer le llevan a estampar las frases más ingenuas en muros y paredes. Algunos de los ejemplos más curiosos nos llevan a Pompeya. En las murallas de la ciudad arrasada por el Vesubio hay decenas de ejemplos. Desde los más inocentes — Suspirium puellarum Celadus thraex (Celadus el Tracio hace suspirar a las chicas)— a otros de cariz político —Vesonio Primo solicita la elección de Gneo Helvio como edil—, a los más sicalípticos, caso del que asegura que ‘Harpocras folló aquí estupendamente con Drauca por un denario’. Incluso pueden encontrarse algunos que hoy en día se repiten hasta la saciedad. Uno de los más famosos deja dicho a la posteridad que Pacato ha dormido acá en Pompeya: Pacatus hic cum suis mansit Pompeis .

La importancia de este legado no se puede pasar por alto. Más bien al contrario, se trata de una fuente de información más que relevante. Por poner un ejemplo, son muchos los filólogos que han acudido a estas frases para saber cómo se pronunciaba el latín y para acercarse al que hablaba la gente común. A través de las faltas de ortografía, muchos lingüistas han sido capaces de descubrir que sonido tenía el latín clásico.

Lo mismo puede decirse de la Edad Media. En Santiago de Peñalba, por ejemplo, puede leerse el siguiente texto: «Bajo este mármol, sepultado en Cristo, está Esteban, abad insigne, intachable en las costumbres, verdadero hombre del Señor, recto y severo en la vida, discreto, sabio, sobrio y paciente...» La inscripción funeraria se conserva en una de las jambas de la puerta de acceso al cementerio desde la nave del templo y glosa la figura del abad que introdujo la regla benedictina en Peñalba. Estas inscripciones monumentales tenían en la Edad Media la función de dar a conocer actos y ceremonias fundamentales.

Pero, sin duda, el mejor laboratorio de graffiti fue mayo del 68. La revolución estudiantil legó frases que se han convertido en históricas. ‘No queremos un mundo donde la garantía de no morir de hambre se compensa por la garantía de morir de aburrimiento’, gritaban las paredes en una demostración de que la juventud quería destruir el sistema burgués en el que habían crecido, en una demostración de que la satisfacción de los televisores y las neveras ya no les valía. Y los jóvenes ocuparon la calle y se sirvieron de la cruzada contra Dios de Sade, y del sistema de propaganda de marxistas y anarquistas, y pusieron en práctica a Dadá y los surrealistas, y — Ne travaillez jamais— siguieron a Guy Debord para luchar contra una sociedad que les orillaba como meros espectadores de un sistema en el que la cultura narcotizaba. Su importancia ha sido de tal calibre que han dado origen a numerosas expresiones artísticas. Es el caso de la obra de Fernando Sánchez Castillo Vivo sin trabajar, que sintetiza la frase situacionista con la consigna nazi Arbeit macht frei (El trabajo os hará libres).

Mujeres creando

Las paredes se convirtieron en armas y medio siglo después la lección de los revolucionarios sigue llenando páginas... y espacio en los museos. Mujeres creando es uno de los ejemplos más demostrativos. Lo integra un colectivo feminista anarquista boliviano que actúa desde la premisa de la actitud creativa individual femenina. Los espacios donde construyen y desenvuelven sus actividades creativas son fundamentalmente las calles. Una de sus intervenciones pudo verse en Emergencias , la exposición inaugural del Musac, donde un mural reivindicaba ‘Queremos todo el paraíso’.

Una de las características de la desafección política que vive la sociedad tiene su reflejo en las paredes de la ciudad. Podría decirse que a mayor desafección mayor número de muros se decoran con graffiti.

El profesor de Historia contemporánea de la Universidad de León, Francisco Carantoña, destaca que lo que siempre demuestra un graffiti es que los hombres, independientemente de la época, tienen los mismos instintos e iguales anhelos y explica que la razón para utilizar este medio de expresión radica en que se realiza de manera rápida, es fácil de hacer y borrarla resulta complicado. «Durante la dictadura, hacer una cartel era imposible. No podías ir a una imprenta y encargarlo, con lo que la pared resultaba el lugar más idóneo para hacer propaganda», destaca el profesor, que añade que este sistema continuó durante la transición porque resultaba más barato y rápido. «Se pintaba en las paredes, en las papeleras, en los baños, donde las consignas políticas se mezclaban con la hoz, el martillo, las llamadas a favor de la amnistía, los emblemas de los partidos políticos y los mensajes más procaces».

La deriva que han sufrido las frases de los graffiti los relaciona Carantoña con el proceso de despolitización que vive la sociedad y, especialmente, la juventud. «Durante la transición había un anhelo en la posibilidad de construir una sociedad nueva, había, por lo tanto, esperanza en la clase política, un sentimiento que hoy se ha perdido», razona Carantoña. El desengaño es la razón por la cual, según el historiador, las frases adquieren cada vez un tinte más crítico con el sistema. «Este desencuentro hace que hoy vuelvan a verse pintadas del PCEr, que es el acrónimo del Grapo», destaca, si bien concreta que estos grafitos son obra de sectores absolutamente marginales. «Quien escribe esto es gente que se encuentra bien dentro de la marginalidad», explica Carantoña.

Una de las frases que más se repiten en los últimos meses es Sigue al rebaño, una sentencia cuyo latido es el desprecio a lo que piensa la mayoría. «Deberían preguntarse cuál es la razón de que se sientan a gusto en la marginalidad, porque esa postura siempre resulta peligrosa», subraya el profesor. Francisco Carantoña rechaza que sentencias como esa sean obra de alguien con ideología de izquierda: «Lenin nunca habría escrito algo así», asegura, y añade que el líder socialista sabía que necesitaba al pueblo para que su revolución venciera. «Nunca le habría despreciado».

Una de las características de los graffiti actuales es que ya no tienden a reivindicar nada. Por poner un ejemplo, cada vez son más residuales las frases que piden la autonomía para León. Francisco Carantoña explica que si bien el sentimiento leonesista sigue siendo fuerte, su ‘materialización mural’ es cada vez más difusa. La razón hay que buscarla en el hecho de que los ciudadanos tienen ahora un partido a través del cual vertebrar sus anhelos. «Con Morano, el leonesismo era más abstracto», destaca Carantoña, que recuerda que en aquella época no se sabía muy bien cuál podía ser su puesta en práctica en la política real, por lo que las paredes hablaban más de ‘León solo’ que ahora. «Además, creo que hoy está menos de actualidad porque el debate actual se ocupa de cosas más concretas», dice.

Por otro lado, el profesor recuerda que lo graffiti políticos son cada vez más extraños por cuanto que la caída de la URSS dejó a la izquierda desarmada. «Ahora, sólo se persiguen reformas puntuales, no hay luchas utópicas».