Una parodia deslumbrante
kanaval Juan Francisco Ferré Premio Herralde de Novela. Anagrama, Barcelona, 2012. 532 pp.
La brillantez de esta novela de Juan Francisco Ferré no excluye una necesaria advertencia para el lector medio: Karnaval se encuentra entre las novelas españolas de mayor complejidad creadora en los últimos años. Ello, unido a su extensión y a un abundante tono ensayístico, puede ser una dificultad insalvable. Curiosamente, el protagonista es un buen señuelo: se trata de Strauss Kahn, presidente del Fondo Monetario Internacional, denunciado por su encuentro erótico en 2011 con una camarera de un hotel neoyorquino.
La pericia creativa de Juan Francisco Ferré (capaz de escribir en menos de un año una voluminosa y compleja novela) se anticipa en la advertencia que precede la obra («Un libro para todos y para nadie») y a su lema, una cita de Heráclito. Los dos bloques de la obra, Karnaval 1 y Karnaval 2, con El agujero y el gusano como interludio, son el fruto sorprendente de la visión humana del político francés, convertido en «el dios K». Una iconoclasta ironía le permite al autor recrear la experiencia del protagonista con el negativo de su visión: «el dios K» acaba transformado en un cínico indignado, defensor de la libertad. Es, una vez más, la utilización de los personajes valleinclanescos, aunque la diferencia es abismal: «el dios K» no deambula por el Callejón del Gato sino por la zona más exquisita de Nueva York. Recluido en un apartamento con un salón de doscientos metros cuadrados, celebra a la luz de las drogas más vanguardistas un nuevo encuentro con La Corte de los Milagros. Símbolo perfecto de su abyecta degradación, convertido en una piltrafa humana, la vida de «el dios K» culmina en una escena paradójica y estremecedora: en Times Square, la Corte de los Milagros, le ofrece el último homenaje, espeluznante y sobrecogedor; el que, a fin de cuentas, merece un tipo de condición tan abyecta.