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POESÍa

El resplandor inmundo del poema

poesía completa (2000-2010) Leopoldo María Panero Edición de Túa Blesa, Visor, Madrid, 2012. 622 páginas.

Publicado por
josé enrique martínez
León

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Si hay una obra perturbadora, esa es la de Leopoldo María Panero. A esta poesía transgresora y extravagante, en cuanto se sitúa al margen de lo aceptado, de las convenciones tradicionales y del significado estable, no se puede llegar con parámetros de lectura pasivos o acomodaticios. Estamos más que en la poesía en la «postpoesía», como ha escrito el mejor estudioso de la poesía de Leopoldo María, el profesor Túa Blesa, que en 2001 editó Poesía completa (1970-2000) , que ahora se continúa con Poesía completa (2000-2010). En un prólogo esclarecedor, Túa Blesa hace una propuesta de lectura tan novedosa como inteligente: todo depende del lugar desde el que se lean los poemas de Panero, y ese lugar es el del Apocalipsis, el momento «en el que el final del mundo ya ha acontecido». Ante ese momento, el de la nada, la palabra sería ya póstuma, «posterior al lenguaje, a la vida, al mundo, y desde luego dicha tras la muerte del sujeto». La poesía será «una postpoesía cuyos principios ella misma funda», por lo que exige una lectura nueva, sin dejar a nadie indiferente: como me gusta decir, o te entregas o desertas. El sujeto de esta postpoesía es, como consecuencia, «un yo que es el vacío de un hueco», un muerto, un yo que es cualquier yo, un yo-otro que en la poesía de Leopoldo María mantiene «una intensa relación con todo tipo de seres del más allá, seres del mal en general: el Anticristo, la Parca, Belcebú, Belial, etc. Son estos poemas, como resume Túa Blesa, «acta de defunción de la vida», relatos de «lo que queda tras la consunción general».

Tras la inmersión de varios días en la lectura de estas abundantes páginas de poesía, un tema queda grabado por encima de cualquier otra: la nada, con ramificaciones hacia el no ser, la ruina y demás. «Un alegato contra la nada», como dice un verso. Con esta poesía estamos ya en el otro lado, como si nos hablara un muerto con palabras que también son la nada, en poemas que son poemas-cadáver y, como tales, en pudrición, lo que acaso explique la referencia continua a lo excrementicio, a lo que el cuerpo supura: heces, esputo, orina, semen, pus, vómito...

Leopoldo María Panero es poeta al que le faltan vidas para decir todo lo que quiere decir. Un verso de Mallarmé o de Cavalcanti, una frase, un dibujo o una rima disparan poemas que se va generando en catarata, ofreciendo «la verdad obscena del poema», la verdad del único poeta maldito del momento.

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