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El futuro abre un boquete en las librerías

l. La piratería, la competencia de los grandes almacenes y los e-reader hacen perder un 30% del negocio. Filand ó n

secundino pérez

León

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Alguien dijo que el cierre de una biblioteca es el fracaso de la sociedad y, de unos años para acá, han puesto el cartel de ‘Se cierra’ varias librerías en León. La combinación de diversos factores, entre las que cabe destacar la crisis económica, el auge de un nuevo modelo de lectura basada en los e-reader y la pujanza de las grandes cadenas comerciales, que obligan a los pequeños comercios a reajustarse a los precios marcados por ellas, han llevado a la mayoría de las librerías al borde del precipicio, obligándolas a reinventarse para sobrevivir. Héctor Escobar asegura que en los últimos años se ha perdido alrededor de un 30% del negocio, y el horizonte no parece despejarse. En la provincia sobreviven unas cuarenta librerías, 17 de ellas en la capital y el año pasado cerraron dos, Mundo Cuento y Nobel, una experiencia de espacio lector que no contó con la complicidad de los usuarios. En Madrid, en el último año se clausuraron una veintena de librerías.

Y es que lo cierto es que los hábitos de los compradores cambian, y cada vez acuden menos a las librerías tradicionales para hacerlo en supermercados y cadenas de ocio. Además, las tiendas en la red, tipo Amazon, cada vez adquieren más seguidores. Además, a la caída de ventas hay que sumar la piratería, que en España es mucho más que una anécdota.

El mercado editorial en España continúa adaptándose a la realidad digital actual. Las grandes tiendas y distribuidoras ya disponen de plataformas on line , pero la oferta todavía no ha encajado a la perfección con las necesidades de los usuarios. En este sentido, parece que la industria editorial todavía está lejos de otras industrias como las de la música o los contenidos audiovisuales. Las editoriales y distribuidoras españolas tienen la necesidad de adaptarse rápidamente al fenómeno de los e-books y las tabletas, puesto que hay un importante negocio en juego. La popularización de estos dispositivos ha generado un tráfico de libros no originales que según la industria genera pérdidas de entre 350 y 400 millones de euros. Estas pérdidas están afectando a una industria que genera aproximadamente 3.000 millones de euros al año, un 0,7 por ciento de PIB español, al tiempo que emplea a 30.000 personas ya sea con puestos directos o indirectos. Casi nada...

Y es que el modelo legal de la cultura en España dista mucho de proteger y deriva más bien hacia el abandono del sector. Además, en España, fuera del bestseller y la novela histórica, se lee más bien poco. Además, existe el peligro de que la lectura digital se coma el papel, un peligro terminal puesto que se dejaría de regalar, al menos en los estándares tradicionales, literatura.

Héctor Escobar es el propietario de la librería Universitaria. Además, tiene varias editoriales, como Eje Ediciones o Eolas, con las que potencia el trabajo de los escritores e ilustradores leoneses. Durante varios años fue el presidente de los libreros y a él se debe en gran parte la experiencia de Leer León, la feria internacional del Libro Infantil que desafortunadamente no llegó a buen puerto.

Escobar no se muerde la lengua. Considera que el e-book ha afectado el negocio de los libreros pero no en una proporción tan importante como la que se cree. «En la librería tengo todas las plataformas digitales y alrededor de 60.000 e-books. Pues bien, vendo alrededor de uno al mes», destaca el empresario, que añade que la librería que más libros digitales vendía ha cerrado.

Escobar añade además que el problema surge en el momento en el cambio en el modelo ha dado toda la cobertura a las grandes empresas de electrónica. «Amazon o Sony venden libros de la misma manera que si vendieran rosquillas. No se aprecia el valor de la cultura», razona.

Y es que en la actualidad, el mercado se enfrenta a un gran vacío legal, con lo que los agentes implicados están en la mayoría de las ocasiones con las manos atadas. «Me parece muy bien que haya agentes como Cedro que intenten vigilar lo que ocurre, pero lo importante es que el Estado haga cumplir la ley. El Gobierno debe legislar, pero sobre todo debe lanzarse el mensaje claro y nítido de que no se puede incumplir la legislación», reclama Escobar. El librero recuerda, por ejemplo, que existe una ley que prohibe fotocopiar libros y que, sin embargo, esta es una práctica totalmente habitual.

Héctor Escobar se muestra además muy crítico con el nuevo mercado digital que, destaca, en ciertas ocasiones da gato por liebre. Explica, por ejemplo, que muchas editoriales venden archivos pdf como si fueran e-books, con lo que el lector se encuentra con un archivo cerrado, con el que no se puede hacer la mayoría de las cosas que permiten los e-books.

Competencia

Por otro lado, y con el objetivo de ser capaces de distribuir, se unieron en plataformas digitales para dar cobertura a las librerías.

Caso aparte es el de los libros de texto. «Por lo general, se trabaja con un margen del 25%. El problema es que tan sólo puedes devolver el 12% de lo que te sobre, con lo que la mayoría de las veces simplemente se cubren gastos», manifiesta. Además, añade que a las grandes superficies les permiten devolver todo, lo que unido al hecho de que sus pedidos son mucho mayores (por lo tanto, con precios inferiores) dan como resultado precios de venta al público más bajos, «al precio de coste». «Por lo general, lo hacen para atraer clientes a otros productos, como cebo, y nosotros no podemos competir con eso».

En cuanto a los márgenes de los libros comerciales, ascienden al 30% y, además, la cuota de devolución es mayor. Por otro lado, Héctor Escobar subraya el hecho de que el mundo editorial ha cambiado en todos los sentidos. Simplemente la manera de editar ha modificado el mercado. Y es que la fabricación tradicional en offset (planchas) hacía necesario ampliar el número de ejemplares, mientras que en la actualidad la impresión digital permite editar casi bajo demanda.

Pero, Héctor Escobar no pierde la oportunidad para entonar el ‘mea culpa’. Así, critica la actitud de muchos libreros, que siguen pensando en el negocio de manera finisecular y anima a convertirlo en una actividad activa, en la que se debe modificar la concepción para salir a buscar al cliente fuera del establecimiento. «Hay que romper los estatutos que dicen, por ejemplo, que las actividades que se hagan deben ser conjuntas. Es imprescindible dinamizar el mundo del libro, cuyo cambio está siendo brutal», considera Escobar, para quien el modelo debe cambiar 180 grados. «No puede ser que sigamos pensando que nuestro papel está detrás del mostrador. Hay que salir a ‘cazar’ al lector».

Así, cita numerosas ‘maniobras’ que se pueden ejercer para recobrar cuota de mercado. Entre ellas, destaca la organización de presentaciones de libros, los coloquios con los escritores o la fabricación personalizada. «Yo no me pongo trabas a mí mismo», asegura Escobar. Explica, por ejemplo, que una de las facetas de su actividad radica en la confección de libros para profesionales. «Hace bien poco acudí a la conferencia de un abogado que habló acerca de las preferentes. Pues bien, me acerqué a él y hemos editado un libro que se ha convertido en uno de los más vendidos», se congratula.

Editoriales

Desde su pequeño rincón en el complejo de Santo Domingo, Héctor Escobar está abierto al mundo. Su editorial Eolas dispone de varias colecciones —Eolas Técnico, Seinne, Caraid y Eria—. Todas ellas están especializadas en diferentes campos. Eolas Técnicas tiene como blanco a los profesionales. Abogados, economistas, arquitectos, médicos... Su apuesta pasa por la difusión de los trabajos de especialistas en distintas materias para que puedan llegar a los profesionales que demanden dichos trabajos, y que a su vez por sus aspectos prácticos sean de fácil comprensión para el público en general.

En cuanto a la colección Seinne, se vuelca en la poesía y está integrada por joyas bibliográficas en las que se integra la mejor creación lírica con ilustraciones, pinturas y fotografías de primer nivel. Es el caso de Veo la luz, en el que las imágenes de Amando Casado, la poesía recitada por el propio Antonio Gamoneda y la música compuesta por Senén García García de Longoria se reúnen en una obra de alto contenido emocional e intensa belleza.

Esta misma semana, Telefónica y Círculo de Lectores anunciaban que se habían unido con la intención de desarrollar una plataforma de suscripción para el acceso a libros. Los clientes pagarán una suscripción cercana a los 10 euros y podrán acceder, sin límites y en cualquier dispositivo, a un amplio catálogo de libros de distintas editoriales. Telefónica pondrá su experiencia y sus plataformas para conseguir que los usuarios puedan suscribirse al servicio de forma sencilla. De hecho, Nubico podría introducirse en sus paquetes de servicios. Aún es pronto para saber si las librerías se convertirán en un recuerdo para nostálgicos y si su existencia se reducirá a un rincón en los grandes almacenes. Tal vez la respuesta esté en la reflexión de Héctor Escobar: «Yo no me pongo límites a mí mismo». Es un buen punto de apoyo para mover...se y mover el mundo.

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