Diario de León

«No se puede escapar de la realidad»

l. El cineasta Fernando León de Aranoa debuta como escritor con un libro de más de cien relatos que se mueven entre la realidad y la fantasía . aquí yacen dragones Fernando León de Aranoa Editorial Seix Barral.

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pilar manzanares (colpisa)

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Una cita de Aristóteles abre su libro: «Es probable que a veces sucedan cosas al margen de lo probable». Y no solo sirve para resumir el contenido del más de centenar de relatos de Aquí yacen dragones, sino el origen como cineasta de Fernando León de Aranoa. Llegó a la profesión por casualidad, por un error burocrático que en la universidad le matriculó en Comunicación Audiovisual y no en Bellas Artes, como era su deseo. «Por aquel entonces hice un pequeño curso de dirección que no me interesó nada, pero luego hice uno breve de escritura de guiones y ahí surgió el flechazo con el cine», confiesa

—Cada autor tiene sus motivos para escribir. ¿Para qué le han servido estos relatos?

—Creo que toda la escritura busca explicar las cosas, pero no porque sientas el afán de decirle a la gente cómo son, sino porque te las quieres explicar a ti mismo. Lo que haces al escribir es intentar entenderte tú. Sin embargo, no sirve para escapar de la realidad, de hecho creo que casi ningún libro sirve para ello. La realidad siempre está ahí esperándote. Pero sí es útil para regresar a ella con mas ganas, con más ímpetu y más pistas.

—Como este oficio se parece tan poco al de dirigir ¿cree que hay que tener dos almas, una para cada cosa?

—Completamente, y además creo que las tenemos para muchas más cosas. Al final, cada uno de nosotros cohabita con muchas personas. Pero en el caso de la escritura y de la dirección de películas podría asegurar que son casi dos almas contrarias. El trabajo del escritor es más tranquilo, más aislado. Para dirigir necesitas un alma mucho más social, capaz de comunicar a un equipo muy grande todo lo que quieres hacer.

—¿Y cómo lleva esa doble personalidad?

—A veces, como pasas de una a otra sin tiempo de descompresión, tienes que actuar también. Yo a veces cuando voy a dirigir después de haber estado 8 meses escribiendo un guion llego al plató diciéndole a los actores: «Yo, como vosotros, vengo aquí a actuar, a hacer el papel del director». Me tengo que imponer una disciplina porque no es lo que te sale en ese momento

—¿Alguna de estas historias fue el germen para una película que nunca llegó a serlo? Los ‘Adioses elegidos’ recuerdan levemente a ‘Familia’.

—No es así estrictamente, aunque estirando alguno podría llegar a ser una película, o al menos un cortometraje. Pero es cierto que el que mencionas es el único relato que para mí tiene una conexión muy clara con «Familia». En él también se ve, aunque de una forma más fantástica aún, cómo nos inventamos los afectos cuando no los tenemos. De hecho, en su día lo pensé como si fuera la idea para una empresa para los que viajan solos y a los que nadie va a despedir a la estación.

—El negocio cuando menos sería muy original.

—[Risas] A mí es que de pronto se me ocurren muchas ideas de corte empresarial, que soy incapaz de llevar a cabo por cordura. Aunque luego la realidad siempre te sorprende. Recuerdo que después de hacer Familia, leí acerca de una empresa creada en Japón que consistía justo en eso, en poner a disposición del cliente una familia contratada para darle cariño en Navidades...

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