El rescate de un acervo milenario

Es proverbial la riqueza etnográfica de la provincia de León, de difícil rescate en estos tiempos, sometidos a un cambio brutal. Por ello resulta providencial la aparición de esta obra de José Luis Puerto, Leyendas de tradición oral en la provincia de León , obra monumental por su extensión y por la riqueza del corpus etnográfico. Sólo un investigador de su talla y preparación podía conseguir este milagro, elaborado, como escribe Antonio Colinas en sus palabras preliminares, desde una «actitud ética y estética».

Natural de La Alberca, pueblo de honda riqueza etnográfica, J. L. Puerto ha mantenido a lo largo de su trayectoria un contacto científico permanente con el mundo de las tradiciones. Discípulo de Julio Camarena (autor de dos espléndidos tomos de Cuentos tradicionales de León) J. L. Puerto emprende su investigación en la comarca de Rueda a finales de los años ochenta, ampliándola después a toda la provincia. El resultado son estas casi mil páginas de rigurosa estructura temática. En la «Introducción», reflexiona con profundidad sobre sus objetivos, deslindar este material milagrosamente conservado en la memoria del pueblo: «Hay un imaginario legendario o mítico que sigue vivo en nuestra sociedad (…) Y, en consecuencia, en las distintas zonas de la provincia de León, que es lo que hemos investigado. Son sus depositarios, sobre todo, las gentes que viven en el mundo campesino y que no han roto sus vínculos anímicos y vitales con la naturaleza, con el medio natural y cósmico que para ellos sigue vivo, animado» (p. 14). La verbalización de ese mundo, «marcado por el temor y el temblor», da cuerpo a las leyendas. En torno a ellas J. L. Puerto ofrece una serie de interesantes reflexiones, resumidas en su observación respecto a la mirada persistente en la tradición oral: «Es una mirada que pareciera corresponder a la infancia del mundo, cuando los ojos lo persiguen con todo asombro, porque todo está hechizado, fascinado» (p. 15).

La riqueza de estas leyendas es inconmensurable, circunstancia que (descritas las fuentes documentales, escritas y orales) obliga a sistematizarla en diez diez grandes tipos de etnotextos legendarios, de sugestiva temática: «El cielo, el cosmos, el tiempo» , «La tierra», «El agua», «La Naturaleza», «Los santos, los héroes», «Las etnias», «El miedo», «El humor», «Los animales», «Seres imaginados». Todo ello conforma esa cosmogonía que el pueblo creó y que ha mantenido en su memoria colectiva. Sirvan de aclaración dos matices respecto a los etnotextos referidos. Cada uno de ellos va precedido de una detallada «presentación» del material etnográfico a través de la concepción histórica complementado con una relación de los subtemas que integran el etnotexto, una pulcra y fiel transcripción de las aportaciones de los informantes. En el bloque dedicado a «La naturaleza», por ejemplo, el apartado referido a los «Árboles y arbustos» incluye veintidós especies arbóreas y tres aspectos relacionados con su protección contra las tormentas.

Veinte páginas de bibliografía, tres apéndices (referidos a «Localidades…», «Informantes…» y «Motivos legendarios») completan esta obra titánica, deslumbrante, que hará patente al lector el atractivo de estas tierras, dueñas de un misterioso sentido de lo sagrado y de secretos que Juan Luis Puerto ha hecho renacer.