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Sahagún en una novela de Galdós

l. El escritor describe la lucha de la villa contra las tropas napoleónicas. En ‘La fontana de oro’ benito pérez galdós narra el combate heroico de los vecinos de sahagún pese a su inferioridad numérica

Benito Pérez Galdós con su perro en una foto que se conserva en su casa-museo

Publicado por
alfonso garcía
León

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Consumado viajero, al regreso de su primer viaje a París (1867) el escritor canario Benito Pérez Galdós (1843-1920) empezó a escribir la primera novela que vería publicada, La fontana de oro , con la que iniciaba una intensa y extraordinaria carrera novelística. Vista con perspectiva su obra, este título forma parte de los primeros tanteos de novela histórica que, años más tarde, cuajarían en sus magníficos y celebrados Episodios Nacionales.

«El pueblo todo les siguió —leemos en el capítulo V de La Fontana de oro—, con Chacón a la cabeza; pero aún no había andado éste veinte pasos, cuando cayó bañado en su sangre. Las mujeres le rodearon, llorando todas al verle herido; él dijo algunas palabras, volvieron los suyos, y entre cuatro le llevaron a su casa. Antes de llegar a ella ya estaba muerto.

Reinaba en el pueblo la consternación, porque habían perecido muchos hijos y muchos maridos; las madres y las esposas gritaban por las calles con amargos y dolorosos lamentos. Delante de la puerta de la casa de Chacón había un grupo de mujeres que contemplaban el cadáver del coronel, teñido de sangre, con la frente partida y destrozado el pecho».

El pueblo del que se habla es Sahagún. El capítulo se refiere a su heroica lucha contra las tropas francesas en 1808, a pesar de la inferioridad numérica. «Elías —leemos— se quedó en Sahagún con unos cuantos hombres, dispuestos a organizar allí una partida considerable que hostilizara a Ney en su salida de Galicia».

Si es cierto que La Fontana de oro era el nombre de un famoso y antiguo café madrileño, no lo es menos que parte de su fama se debe al hecho de que Galdós lo haya convertido en escenario o protagonista colectivo de la novela que lo identifica con su nombre. Una de las virtudes galdosianas es la capacidad de retratar el mundo humano de su época, con todas sus miserias y grandezas. Y una de las construcciones de personajes de esta novela es el de una mujer de Sahagún, villa tan literaria por otra parte, casada con un militar que vivía en la Villa: doña Clara, La Chacona, como la conocía todo el pueblo, que sufrió múltiples metamorfosis en su carácter y modos de comportamiento.

Ese comportamiento la llevó un día a la desaparición. «No se supo más de ella». Su marido, el coronel Chacón, adquiere ahora verdadero protagonismo en las circunstancias históricas narradas, que finalizan para él como hemos visto en el primer texto reproducido aquí de la novela. Con la muerte. ¿Qué había sucedido?

«En la mitad de diciembre de 1808 —es la voz literaria de Galdós—, todo el pueblo de Sahagún salió al camino real, lleno de curiosidad. El emperador Napoleón I pasaba por allí para dirigirse a Astorga en persecución de los ingleses. Llegó al pueblo, descansó dos horas y siguió su camino, seguido de una gran parte del ejército que ocupaba España. Cuando los franceses, guiados por Napoleón, estuvieron lejos, Sahagún se atumultó: tomaron las armas todos los jóvenes, y, mandados por Elías y el cura de Carrión, se disponían a pelear con unos regimientos franceses, que al día siguiente habían de pasar por allí para unirse al cuerpo del ejército».

«Allí la lucha fue horrible»

El coronel Chacón había decidido entrar en campaña, que era la única forma, además, de asegurar el futuro de su hija. Se puso al frente de los 500 hombres de Sahagún para intentar batir a los regimientos franceses.

«-¡Son tres veces más que nosotros! —dijo Chacón—, pero no importa. ¡Adelante! Retrocedieron hasta le entrada del pueblo; allí la lucha fue horrible. Desde las ventanas, desde las esquinas, disparaban los paisanos contra el enemigo, cuyas filas se diezmaban. El coronel mandaba a los suyos con un denuedo sin ejemplo. A la partida uniose, al fin, el resto del pueblo. Un esfuerzo más, y los franceses eran vencidos. Este esfuerzo se hizo: costó muchas vidas; pero los franceses, no queriendo perder más gente, emprendieron la retirada hacia Valencia de Don Juan».