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POESÍA

Como si la muerte no existiera

en la avanzada juventud Gioconda Belli Visor, Madrid, 2013. 94 pp.

Publicado por
josé enrique martínez
León

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Si Gioconda Belli fue y es mujer comprometida con su país, Nicaragua, literariamente es una de las voces latinoamericanas más atractivas, seductoras y reconocidas. Pertenece a un país y a una generación en los que la voz poética de la mujer adquiere inusitado protagonismo: Daisy Zamora, Yolanda Blanco, Vidaluz Maneses, etc. No está mal advertirlo como introducción a una poeta que ha señalado, como causa doble que decidió su vida, «el país donde nací y el sexo con que vine al mundo».

La obra lírica de Gioconda Belli es extensa. En España ha recibido distintos premios que han motivado la publicación aquí de sus últimos poemarios: El ojo de la mujer (1991), Apogeo (1997), Mi íntima multitud (2003), Fuego soy, apartado y espada puesta lejos (2007) y el que ahora reseño, En la avanzada juventud , cuyo título alude a la mujer madura que es Gioconda (nació en 1948). Y en esa madurez, se afirma en el vivir y en su amor de mujer que explora lo que significa «el cotidiano oficio de querernos», tan arduo y tan hermoso como la propia vida. Mujer fuerte y tierna a la vez, se erige en defensora de las suertes del amor, feliz de sentirse amante y amada. Pero creo que la preocupación que invade su nuevo poemario es el transcurso del tiempo.

Ha llegado el momento del examen interior de esa mujer «en avanzado estado de juventud» que lucha contra la invisibilidad a la que la sociedad la somete por ser mujer y por ser madura. Contra el tiempo, contra el dolor de la espalda y el traqueteo de los huesos, la poeta se propone vivir «como si la muerte no existiera». Con admirable vigor, impregnado de afectuosidad, defiende la vida, defiende el hecho de ser mujer y defiende el amor.

El paso del tiempo crea la preocupación por el cuerpo, en el que escudriña para ver las huellas de los años, «la pierna estancada que se niega/ y la cadera que gime y no avanza». Hay en el poemario de Belli una necesidad de examinar el presente y el pasado: el cuerpo, lo que se debe a la alegría o a la tristeza, lo que se hizo a lo largo de los años, el propio país, que un día intuyó «lo cerca que estuvo alguna vez el horizonte», etc.

Nicaragua está continuamente presente en la voz de la poeta, país por el que expresa su amor, pero con conciencia crítica: «Y te amo patria de mis sueños y mis penas/ y te llevo conmigo para lavarte las manchas en secreto». Rebosante y abundosa es la palabra de Belli, rebosante de amor, de vitalidad, de imaginación y de poesía.