San Agustín, en un bar corso
l. Jérôme Ferrari aborda la desaparición de los mundos en ‘El sermón sobre la caída de Roma’. El sermón sobre la caída de Roma Jérôme Ferrari Mondadori. 176 páginas. 17,90 euros.
Un bar en un pequeño pueblo de montaña en Córcega le sirve a Jérôme Ferrari para reflexionar, parafraseando a San Agustín, sobre cómo inexorablemente, uno tras otro, todos los mundos que construye el hombre desaparecen, y lo hace en El sermón sobre la caída de Roma, que obtuvo el prestigioso Goncourt en 2012.
La lectura que Agustín de Hipona (hoy Annaba, Argelia), considerado el máximo pensador del cristianismo del primer milenio, hizo de la caída del Imperio Romano de Occidente en el siglo V es la «base» en la que sustenta su novela Ferrari (1968, París), profesor de filosofía en Abu Dabi, tras pasar por Argel y Ajaccio (Córcega).
De hecho, los títulos de seis de sus siete capítulos, están extractados de los famosos discursos de San Agustín, de los que dos destacan en la obra por su simbolismo: «Un hombre hizo aquello, otro lo destruyó» e «Incluso el mundo que para ti hizo Dios ha de caer».
El pesimismo agustiniano sobre la naturaleza humana y sobre la fragilidad de las construcciones humanas ante el devenir de la Historia está «en el origen» de esta novela, afirma Ferrari en una entrevista con Efe, porque sus tesis -explica- sintetizan «perfectamente» algo que le «interesa mucho sobre la desaparición de un mundo y de una forma de vida». Pero ese paralelismo entre el desmoronamiento de Roma, en el siglo V, y la tragedia que él ambienta en Córcega, en el XXI, es «más complicado», ya que, según este profesor de filosofía, habría sido «ridículo» comparar un imperio con un pequeño bar rural.
Lo que le interesaba a Ferrari es la «universalidad» del discurso de San Agustín al advertir a sus fieles de que «todas las cosas humanas, incluso las más grandes, tenían un principio y un fin» y por eso le instaba a aferrarse a «lo eterno, a Dios». A Ferrari, al que atrae el «misticismo, pero no el cristianismo», lo que le cautivaba era, afirma, «ver qué quedaba de ese discurso si se obvia esa dimensión y no queda gran cosa eterna a la que aferrarse», con lo que el poso que resta es que el destino es ciego y la historia se repite sin fin.
Los personajes principales d e El sermón sobre la caída de Roma (Mondadori) son dos jóvenes que abandonan sus estudios de filosofía en París para regentar un bar en la isla mediterránea francesa. Se trata de Mathieu, a quien Ferrari ha prestado gran parte de su «biografía civil» hasta los 20 años, y Libero. hijo de un pastor local, el único de su familia que ha tenido posibilidad de estudiar, regresa a su isla con «la rabia y la desesperación de los idealistas decepcionados».