África tiene nombre de mujer

Una historia con tres mujeres fundamentales. Lola, doctora de pediatría, de treinta y nueve años, que, abandonada por Oriol –su imagen se hace obsesiva-, se traslada a Mataró para ejercer su profesión. Consciente de que el amor es un elemento dinamizador, tiene un acusado sentido de la maternidad, y sabe que «ha suspendido la mitad de las asignaturas de la vida y se le está acabando el tiempo».

Binta llega un día a la consulta de Lola. Hija de gambianos, antes de llegar a España, siguiendo la tradición, la habían mutilado. «Una chica de catorce años sin clítoris». En el interés suscitado por su primera sensación amorosa, ampliado por las experiencias de una amiga, le hace valorar definitivamente lo que le habían cortado. Quiere romper con las imposiciones de su cultura e intenta que su hermana Fatou no corra la misma suerte: su padre, Abdoulieu, está a punto de viajar a Gambia con este fin y, además, traer a una nueva esposa. Sometido fielmente a la tradición, todo es una amenaza para su autoridad caduca y pasada de moda. Aminanta. La esposa de Abdoulieu. La madre de Binta, Fatou y otros dos hermanos. Dulce, conciliadora, enérgica en algún momento, analfabeta, supone el acercamiento inteligente a la modernidad.

Una apasionante novela-documento, cuya lectura supone un gozo, además, por las intensas historias de amor, vividas y sentidas a pesar de ser imposibles. Por la visión de lo femenino, con sus inquietudes y sus múltiples puntos de vista, muchos de ellos impuestos. Por la contraposición de culturas, la occidental y el apasionante acercamiento a la africana de Gambia, que nos permite entrar en un mundo diferente, alejado de nuestra visión cotidiana del mundo, aunque con frecuencia la separación no sea tanta como parece, ya que las inquietudes humanas tienen muchos elementos identificadores. Por el amplio abanico de personajes que desfilan por estas páginas,, algunos de los cuales se convierten en inolvidables