Viajan a Alaska y visitan al padre Llorente, famoso misionero leonés
Tiburcio exhibe un gran mostacho y parece el jefe del dúo, pero es Cogollo quien siempre saca a la pareja de los mil contratiempos en que caen con su siempre oportuna ‘¡idea!’. Huyen de bandidos, caen en islas desiertas, vencen a piratas, se encuentran en Alaska con el padre Llorente (el lenguaje inuit que figura es auténtico)... y al final se hacen estas curiosas tarjetas de visita: ‘Tiburcio y Cogollo, trotamundos colegiados, sociedad limitada. Rinconera, León’.