Los cien señores de Bembibre Andina, el mayor coleccionista de la novela
José Manuel Otero. Alcalde de Bembibre. Gil y Carrasco ha puesto a nuestra villa en la órbita mundial, convirtiéndola en referencia literaria . l La novela que sobre todo dio fama al escritor ronda el centenar de ediciones desde 1844. Publicada por primera vez con erratas, cambios en la toponimia y en los nombres de los personajes, ‘El Señor de Bembibre’ está a punto de ser una novela centenaria en ediciones, corregida y mimada como nunca
L a primera edición de El Señor de Bembibre , publicada en Madrid en 1844 por Francisco de Paula Mellado, llegó a los lectores con más de un descuido. Erratas, cambios en la toponimia y en los nombres de los personajes, errores en los diálogos, estropearon la lectura de las páginas de la novela histórica más famosa de la literatura española porque su autor, de camino a Berlín donde moriría dos años después, no tuvo tiempo de corregir las pruebas. Y nadie lo remedió. «Hasta tal punto de desidia pueden llegar la erudicción al uso y la despreocupación de los editores», se quejaba casi ciento treinta años después el escritor villafranquino Ramón Carnicer, que había aceptado el encargo de otro editor emblemático como Carlos Barral para revisar la obra de su paisano y escribir un prólogo con el que encabezar una nueva edición, más cuidada, de la novela.
Hasta la aparición de Carnicer, un hombre concienzudo que nunca dejaba las cosas a medio hacer, la mayor parte de las ediciones de El Señor de Bembibre había reproducido los mismos errores de la edición original de Mellado. Después, ya no hubo excusa y en el año del bicentenario del autor, la novela se acerca al centenar de publicaciones convertida en un libro de referencia en la historia de las letras hispánicas y con nuevas ediciones como la de Jean-Louis Picoche en Castalia, la éxitosa de Rubio Cremades en Cátedra, que se sigue reeditando en la colección de clásicos de tapa negra, la de Juan Carlos Mestre —otro villafranquino que escribe de su paisano— y Miguel Ángel Muñoz Sanjuan en Austral, hasta llegar a la última de Valentín Carrera en su proyecto de la Biblioteca de Gil y Carrasco, que han servido para pulir el texto hasta eliminar las últimas impurezas.
«Nuestra edición cabalga agradecida a hombros de gigantes», escribe Carrera en el prólogo de la publicación de 2015 —que incluye 21 de láminas del propio Mestre donde el poeta e ilustrador reinterpreta los grabados de Zarza y Batanero para la edición original— para reconocer su deuda con editores anteriores que limpiaron el texto.
Y es que la última edición de El Señor de Bembibre aspira a ser la más completa de todas. Por las ilustraciones oníricas de Mestre, porque reproduce el prólogo de Carnicer, «modelo de precisión y síntesis», y porque también cuenta con el ensayo de un centenar de páginas que de nuevo Mestre y Sanjuan escribieron en 2004 para Austral y que titularon Historia secreta de la melancolía .
Entre la primera y la última, hay otras publicaciones que reflejan los altibajos que ha tenido la lectura de El Señor de Bembibre, con una primera edición infantil en 1925 obra de un maestro, Rafael Alonso, que vivió en Bembibre y moriría paseado durante la Guerra Civil, y algunas traducciones al alemán o al inglés, donde respetar el título original era lo de menos; The mistery of Bierzo Valley se lee en la cubierta de la edición inglesa de Gethen y Veaho que en 1938 salió de una imprenta de Londres.
Nació en un lugar de nombre literario como Taramundi, en Asturias, y acabó de profesor en otra población inmortalizada por un libro como Bembibre. La curiosidad llevó a Jovino Andina hasta El Señor de Bembibre a finales de los años sesenta y desde entonces no ha dejado de rastrear en bibliotecas y librerías de viejo hasta reunir la colección más completa de ediciones de la novela. En su casa de Bembibre guarda 85 publicaciones distintas del centenar de las que se tiene constancia, entre ellas un ejemplar de la primera edición que encontró por casualidad en una caseta de la Feria del Libro Antiguo de Madrid. Las joyas de papel de Andina, que podrán verse en una próxima exposición en el Castillo de Ponferrada, incluyen la edición escolar de Rafael Alonso, el maestro que residió en Bembibre y que editó la adaptación en 1925, o versiones ilustradas con dibujos de artistas como José Bort, uno de los dibujantes de la popular Familia Telerín y Los Lunis.
Pero de todas las ediciones que conserva Jovino Andina, que ha dado clases de Lengua y Literatura a cientos de escolares de Bembibre, la más apreciada es una de la que sólo existe una copia; la que la familia del profesor Martín Simón, compañero de aulas en el colegio Menéndez Pidal, le transcribió a mano para regalársela el día en que se jubiló.