Diario de León

La literatura vive de fragmentos

DIARIO DE UN ESCRITOR COBARDE Julio César Álvarez Ediciones Lupercalia, La Romana, 2014. 164 pp.

Publicado por
nicolás miñambres
León

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E n el ‘Día 46’ (una de las 75 secuencias de las que se compone la obra) afirma el autor: «La literatura, lo digo para el lector que todavía no lo sepa, vive de fragmentos». La observación se confirma en las páginas del Diario de un escritor cobarde , una cobardía que nada tiene que ver con el significado convencional. El diario de Julio César Álvarez refleja el espíritu de una nueva generación de escritores con cánones estéticos y formas de ver la vida diferentes a los tradicionales. Hay en ellos una sólida formación musical y literaria de enfoques muy modernos, de los que deriva la novedosa condición de esta literatura confesional.

Ello explica que este diario presente diferencias con un diario clásico. No hay miradas trascendentes: «Este libro siempre tuvo la pretensión de reflejar mínimamente el presente. No sé si lo va a conseguir» (p.108). Y no está ausente una clara pasión por la literatura: «La literatura es ese arrebato tonto que pide escribir sobre lo que uno siente, lo dolido que está o lo jodidamente preciosa que es esa chica» (p.125).

Aunque algunos lectores puedan pensar que el diario es una obra poco reflexiva, el escritor se conforma con esta visión dinámica, casi del impresionismo que generan los medios audiovisuales; algo que no es incompatible con impresiones humanistas: «Un buen escritor tiene que crear en el lector la necesidad de escribir. Aunque sea en su pequeño diario» (p.113). Es algo que explica de forma expresiva en la secuencia ‘Día 59’.

El resultado es una obra sugestiva, reflejo de nuevas formas de entender el arte moderno, sin olvidar a escritores como Umbral, por el que Julio César Álvarez confiesa una rendida admiración.

No es mala señal comprobar que un escritor de absoluta modernidad reconoce y admira estos valores.

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