«España adolece de cultura científica»

L a escritora y periodista Rosa Montero, quien en su última novela, El peso del corazón , introduce elementos de ciencia-ficción, lamenta que haya un «tremendo prejuicio» en España contra este género, lo que achaca en parte a la «falta de cultura científica». Así lo aseguró durante la presentación de su libro en Zaragoza, que definió como «una de las novelas más realistas» que ha escrito porque, aunque se trate de un género que permite bastante libertad, también exige una alta dosis de coherencia, lógica interna y de «rompecabezas en el que todo encaje».

El peso del corazón es la continuación de Lágrimas en la lluvia , si bien ambas se pueden leer por separado, y cuenta con la misma protagonista, la detective Bruna Hasky, un clon humano que debido a un proceso cancerígeno degenerativo conoce exactamente el tiempo que le queda de vida. La parte de thriller y de misterio, según su autora, está «más trabada» y es «más intensa» y más «acercada a la realidad» que su precursora, del mismo modo que la parte interna y existencial está también «más lograda» hasta el punto de que le «emocionó» mucho escribirla.

Sobre el lugar de este nuevo trabajo en su ya dilatada carrera como novelista, señaló que siempre había pensado que escribía «novela de perdedores, de antihéroes», pero que en realidad se trata de novelas «de supervivencia».

De hecho, confesó que ha descubierto que aunque todas sus novelas parezcan muy distintas, en casi todas repite una misma estructura. Esta consiste en un personaje «marginal, poco ortodoxo, misántropo, que no se conoce a sí mismo» que se encuentra con un prueba «muy dura» que se desarrolla a lo largo de todo el relato y que, de alguna manera, la vence y además, «termina conociéndose un poco más, perdonándose un poco más y con capacidad para ser feliz».

Así, cree que Bruna Hasky es, en lo profundo, el personaje más parecido a ella de todos los que ha escrito y El peso del corazón está entre los tres o cuatro libros suyos que más le gustan.

Ambas comparten la obsesión por la muerte, algo que ha considerado que otorga una capacidad de vivir «mucho más intensa» y, en ese sentido, ha afirmado que la protagonista de la historia «se come la vida a bocados, literalmente». No obstante, Montero caracterizó a su detective como «un tigre encerrado en una jaula pequeña, la de su vida», mientras que ella misma, si acaso, es «un gatito en una caja de cartón».

Es la primera vez que repite protagonista y ahondó en su descripción señalando que se trata de un ser valiente físicamente pero cobarde por dentro, porque cree que los sentimientos la debilitan, es misántropa, asocial, aunque va aprendiendo a lo largo de la trama.

Otro de los aspectos que la periodista destacó de esta nueva novela y de Lágrimas en la lluvia es que, al cumplir los 60 años, igual que otras personas «si tienen suerte y si tienen dinero, se compran una casita en el monte», ella decidió regalarse «un mundo», que es «la ambición de todos los escritores». «Todo novelista es un pequeño Dios», añadió.

El contexto, el Madrid del año 2109, una ciudad que ha dejado de ser la capital de España para pasar a formar parte de unos Estados Unidos de la Tierra, ha sido catalogado por algunos como futurista, pero la propia Rosa Montero expresó que no lo es tanto, ya que aspectos que se plasman en la obra, como que el hecho de poder vivir en una zona mejor o peor dependa del dinero o que incluso se pague por el aire puro en ese escenario «no está tan alejado a la realidad».