Diario de León

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La tenacidad del disidente

EL LUNES SE CUMPLEN 40 AÑOS DE LA MUERTE DE DIONISIO RIDRUEJO (1912-1975), EN LA ANTESALA DE LA TRANSICIÓN. AUNQUE FUE EL PRIMER FALANGISTA EN APEARSE DEL PROVECHO, TODAVÍA TARDÓ TRES LUSTROS EN DESLIGARSE DEL TODO. LA PURGA DE AQUEL ERROR LE OCUPÓ BUENA PARTE DE SU VIDA. . divergente

Dionisio Ridruejo

Dionisio Ridruejo

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ERNESTO ESCAPA
León

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H abía nacido en El Burgo de Osma (Soria), en una familia de comerciantes y prestamistas, pero la muerte temprana del padre lo privó de esa ventaja y alejó a su madre del negocio. En León, tuvieron tienda en Ordoño. Estudió con los jesuitas en Segovia, en Valladolid y en Madrid, antes de ingresar en el Real Colegio del Escorial, para cursar derecho con los agustinos. Militante falangista desde 1933, cuando Foxá le presentó a José Antonio en La Granja, cuatro años después era jefe provincial de Valladolid, de donde pasaría a la dirección general de Propaganda, que ocupó entre 1938 y 1941. Entre junio de 1941 y abril de 1942, participó en la División Azul. De 1942 a 1948 discurre su etapa de desengaño y confinamientos.

DE FALANGE A LA OPOSICIÓN

Los dos años siguientes está en Italia, como corresponsal de la prensa falangista. Entre 1951 y 1956 transita desde el posibilismo a la ruptura con el régimen. Es el período de los Congresos de Poesía en Segovia, Salamanca (donde arropan el doctorado a Franco del rector Tovar) y Santiago, evitando Granada por la sangre de Lorca. En 1956 ingresó en prisión, después de varios destierros y confinamientos, y seis años más tarde participó en el Contubernio de Munich y conoció la experiencia del exilio en París durante un bienio, en compañía del escritor leonés Suárez Carreño, que interrumpió anunciando su vuelta al director general de Seguridad, Arias Navarro. A partir de ahí, los intentos por armar un partido socialdemócrata que no se llamara exactamente así y su experiencia como profesor en universidades americanas, al cobijo protector de Gullón, apuran la última década de su truncada madurez. Casi sin tiempo apacible para el cuidado de su obra literaria.

En sus escritos memoriales fue haciendo palinodia del falangismo ferviente y de todas las suertes del posibilismo ingenuo, desde las que intentó abrochar la conciliación a través del diálogo. En aquellos tiempos de disimulo y cambios de chaqueta, su sinceridad suponía un valor añadido por la enmienda al transformismo apresurado. No alcanzó a rematar las memorias, que en su primera versión armó con materiales dispersos en un par de volúmenes (Casi unas memorias y Sombras y bultos) su secretario de entonces, César Armando Gómez. Otro intelectual leonés perdido en las tinieblas del descuido. Pero en la antesala de su centenario se fueron sucediendo los reconocimientos al papel de Ridruejo como ariete tenaz en el espinoso camino hacia la transición en España, que ya no alcanzó a ver. Nadie de su generación, de un bando u otro, ha recibido tanta atención universitaria hacia su labor. Me refiero a los ensayos de Jordi Gracia y a su biografía y epistolarios de Ridruejo; a la nueva edición de sus memorias, preparada por Jordi Amat; a la biografía más crítica y severa de Morente Valero; al documental de Jorge Martínez Reverte, Pedagogía de la libertad; y a la obra de teatro de Ignacio Amestoy: Una pasión española (1914), donde se aventura la hipótesis del encargo del rey de formar gobierno a un Ridruejo todavía resistente.

ITINERARIO POÉTICO

El poeta Ridruejo transitó desde la seca cantería de sus primeros sonetos clasicistas hasta la confidencia jugosa que transmiten los versos de Casi en prosa (1972), tan cercanos a la poesía del medio siglo. Brotan de sus estancias docentes en América, donde pasea a diario con su compañero de claustro Ricardo Gullón. En 1951, un tropel de amigos (entre otros, Panero, Montes y Marañón) concedió el premio Nacional de Poesía a su colecta En once años (1950), que reúne la pasión de sus versos a Marichu de la Mora, la nieta de Maura y madre del cineasta Jaime Chávarri, con la Poesía en armas (1940) y Elegías (1948). En 1961, reitera la agrupación de su poesía completa, Hasta la fecha, ahora con prólogo de Vivanco.

Dionisio Ridruejo fue un testigo honesto de la realidad española, como ponen en evidencia sus ensayos, entre los que destaca Escrito en España (1962 y 1964), prohibido en su momento. En sus páginas, lleva a cabo un examen de su personal evolución política para analizar luego las limitaciones y el fracaso del régimen franquista, con el que había roto de modo progresivo pero irrevocable, uniéndose a las filas de la oposición democrática. Entre sus recopilaciones de ensayos y artículos en prosa figuran En algunas ocasiones (1960) y Entre literatura y política (1973).

POSTRIMERÍAS

Este Ridruejo último, que decanta la revisión de su poesía o apura la traducción de El cuaderno gris de Pla, con plena conciencia de sus pasos, ya ha dado a la imprenta su obra mayor, los dos volúmenes de Castilla la Vieja (1973-1975), una de las cumbres de la literatura viajera contemporánea. También reedita, muy revisado, Diario de una tregua. Refunda, en 1974, su partido como Unión Socialdemócrata Española, asociado al grupo socialista de Antonio García López. Participa en las reuniones de la oposición democrática (antecedente de la Plataforma de Convergencia Democrática, diferenciada de la Junta Democrática, de inspiración comunista), y en noviembre de 1974 es detenido de nuevo. Muere cuando espera una intervención cardiovascular en la Clínica Jiménez Díaz de Madrid, dejando ya ultimada la revisión de su poesía para la colección Clásicos Castalia.

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