Un relato fantástico sobre la guerra de trincheras

La sombra blanca , dedicada a todos a los que les ha costado volver de una guerra, es un juego de voces. Las de los soldados de un batallón de higlanders escocés, movilizado para luchar en Francia en los últimos meses de la Primera Guerra Mundial, cuando las bajas en el cuerpo expedicionario británico, que hasta entonces sólo se nutría de voluntarios, obligaron al Gobierno a llamar a filas a todos los jóvenes en edad de combatir.

Concebida como un viaje de ida y vuelta de la guerra, la novela escarba en un misterio; el que rodea al recluta Elgin Gairloch, hijo de unos granjeros del condado de Argyll llamdo a filas para combatir en el frente del Somme y arrollado por la última ofensiva alemana, en la primavera de 1918. Las cargas de las tropas de asalto del Kaiser —los temidos stormtroopers — las ratas y el barro, los gases que encharcan los pulmones y dejan ciegos a los soldados, las nuevas máquinas que convierten la guerra de caballeros en una pesadilla, forman el escenario de un relato fantástico, emparentado con la literatura de fantasmas, al que el dibujante Miguel Ángel Martín aporta ahora su talento para ilustrar el primer capítulo.