poesía
Hematomas en el corazón
las musas se han ido de copas Nilton Santiago Premio Casa de América de Poesía Americana, Visor. 114 páginas.
C uando en 2014 publicó el limeño Nilton Santiago su poemario El equipaje del ángel subrayé la conexión de realidades disímiles para provocar un efecto sorpresa muy propio de una poesía imaginativa, fresca y estimulante. Se vuelve a comprobar en el nuevo poemario, Las musas se han ido de copas, título que indica que, como pensaba Santa Teresa, también la poesía (ella decía Dios) anda entre los pucheros, en los bares y en las calles. La poesía de Nilton Santiago la puede leer con gusto el más alejado del arte verbal, a pesar de sus fogonazos irracionales que rayan con el absurdo. Los propios títulos de los poemas son insólitos: «Te he ofrecido las llaves de casa y has salido corriendo con el cuento de que tienes que terminar tu tesis universitaria»; «Frida sale a comprar el pan y se encuentra un bolso lleno de ideas en el ascensor». La lectura de los títulos o del primer poema nos dicen ya mucho de lo que es la poesía de Nilton Santiago, poeta facundo, abundoso, suelto y feraz, en el que la realidad cotidiana propicia una deriva imaginativa que parece no tener fin, como si el poema fuera creciendo de modo arborescente y sin medida. El poeta conoce su locuacidad y lo expresa en algunos poemas: «Me enrollo como un chihuahua en una sábana»; «no nos vayamos por las ramas»; «vaya rollo que os estoy soltando».
Realidad e imaginación, cuando no fantasía, se unen en esta poesía. De la realidad, que aparece en esquirlas o como mención de una guerra, la pobreza, los sin techo, etc., es el amor el que ocupa plaza más amplia, sean las oportunidades perdidas, los desencuentros o los hematomas en el corazón, palabra esta que acaso sea la más frecuentada por el poeta como un saco de desengaños o como un sitio bombardeado, por usar una de sus voces. Pero estos motivos más o menos corrientes se trasmiten como solo la poesía puede hacerlo: «Cada segundo una estrella deja de brillar / y se convierte en ese pañuelo con el que te limpias los besos que se te caen del cielo»; «cada vez que sonríes salen cientos de mariposas entre tu escote y mi mirada». Linda con lo surrealista, lo inverosímil y hasta lo absurdo, como el propio poeta reconoce «Lo absurdo llega como una enciclopedia de errores a este poema». Ocurre que lo sabe aderezar con ironía y humor: «Lleva un escote tan grande / que se le ven hasta las vidas pasadas». Se trata, en fin, de una poesía con más extensión que intensión.