La vigilia feroz del aforismo

L a elegante y atractiva colección La Veleta, dirigida por el escritor leonés Andrés Trapiello, acoge en su sección de Prosas este Palomas y serpientes , una recopilación de aforismos del poeta, articulista y bloguero gaditano Enrique García-Máiquez, que viene a compartir vecindad con colectas del mismo género, entre otros, de Enrique Baltanás y Juan Ramón Jiménez.

El título procede de la conocida cita del evangelio de San Mateo: «Sed cándidos como palomas y astutos como serpientes», pero, más que entre zureos y siseos, la aforística contenida en este volumen (recordemos que el término aforismo fue por primera vez utilizado por Hipócrates referido al diagnóstico de enfermedades, y que se trata de una oración que trata de expresar de manera concisa y memorable un principio) viene a definirse mejor con las que son sus dos primeras entradas. «Lo contrario de un aforismo», nos dice desde el pórtico García-Máiquez, «es tener sueño». E inmediatamente después: «Muchos creen que es un caniche, pero un aforismo es un galgo».

La lucidez de la vigilia y la precisión del veloz cazador son las características que definen a la inmensa mayoría de las entradas recogidas en este libro, que se presenta en diferentes secciones temáticas, quince en total, dispuestas con criterio acertado aunque en algún caso de escaso peso relativo. No hay, por tanto, página en la que el lector no halle una idea afortunada que acaso incorporar a su propio bagaje.

«Los tesoros no hay que desenterrarlos, sino dejar que florezcan»; «La literatura es usar más palabras de las necesarias y que resulten imprescindibles»; «Le temo al pasado. Ataca por la espalda», podrían servirnos de ejemplo.

Estamos ante una obra que no deja indiferente. Ya lo dice su autor: «O diferente o indiferente: no hay otra manera de salir de un libro».