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JOSÉ LUIS CUERDA cineasta y escritor

«Admiro al pícaro, no al sinvergüenza»

«Todos los que están en el poder han acolchado las paredes de su casa para que no oigamos las carcajadas» «Pertenezco a una generación de creadores a los que se ha decidido que dejemos de existir»

José Luis Cuerda, autor del libro ‘Me noto muy cambiá’, durante una visita a Villafranca del Bierzo

Publicado por
magdalena tsanis
León

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M aestro de la ocurrencia y de esa forma de retorcer la realidad que acaba siendo reveladora, José Luis Cuerda lleva años disparando en Twitter sus inteletos y ahora publica una nueva selección de sus hallazgos en el libro Me noto muy cambiá (Atribuido a Winston Churchill , editado por el sello riojano Pepitas de Calabaza. La política y la corrupción, pero también la poesía, la filosofía y placeres sensuales como «la buena comida» o «las cosquillas» son fuentes de inspiración para el autor de esa obra maestra del absurdo que es la película Amanece que no es poco , como cuenta en esta entrevista. «La situación política me inspira y me expira, es una sinvergonzonería», afirma. «Yo soy un gran admirador del pícaro, el que lucha por su supervivencia y es capaz de hacer trampas, pero el sinvergüenza es otra cosa, ese quiere hacerse millonario y no conozco a nadie más estúpido que el milmillonario, que cree que no se va a morir», dice.

—¿Cómo empezó su afición a Twitter?

—Cuando descubrí su existencia pensé que era una cosa útil para mí, que me suelo enrollar como las persianas, porque me obligaba a ser lo más conciso posible. Usar pocas palabras potencia que tengas que buscarles más valor a cada una. Es un gran vehículo de comunicación.

—¿Le preocupan los límites a la libertad de expresión en las redes sociales?

—Libertad de expresión no es libertad de agresión. Conviene reflexionar sobre lo que uno dice, pero, dicho esto, no debe existir censura previa ni posterior, sin un apoyo legal. También es verdad que hay leyes que... ¡menudas leyes!, pero esa es otra cuestión.

—Parece que la política y la corrupción le inspiran mucho.

—Me inspiran y me expiran. Es una sinvergonzonería. Yo soy un gran admirador del pícaro, el que lucha por su supervivencia y es capaz de hacer trampas, pero el sinvergüenza es otra cosa. Ese quiere hacerse millonario y no conozco nadie más estúpido que el milmillonario, que cree que no se va a morir.

—En cierta manera, eso que llama sus ‘inteletos’; ¿son un desahogo?

—Sí. Cuantos menos medios necesites para expresarlo más percutiente es, y eso gusta ahora mucho también, el titular. Es lo único que cuenta. El texto para qué, si es un rollo.

—Una tragedia.

—Sí. Me considero un feroz antisistema. Ser del sistema me parece una sinvergonzonería como la copa de un pino. Estamos en un sistema genocida y antropófago, donde el hombre come al hombre. No es normal los miles de refugiados que se están muriendo porque a los poderes no les sale de las narices hacer las cosas como habría que hacerlas.

—¿El español tiene mucho aguante o le da todo igual?

—El español tiene mucho aguante y le da todo bastante igual. Me dan pavor las próximas elecciones. Después de todo lo que ha ocurrido y nos lo pasan por los morros. Se están riendo de nosotros a carcajadas. Todos los que están en el poder han acolchado las paredes de sus casas para que no se oigan las carcajadas.

—¿Y qué espera de las próximas elecciones?

—Cualquier cosa. Lo que quiero es lo que creo que es mejor para el pueblo español, no para mi partido u otro. Y que dejen de afirmar que el paro ha disminuido en ciento y pico mil personas, cuando los contratos son por horas en más de un 90%. Un contratado de una hora es un parado de siete, no hay un parado menos. Que dejen de reírse de nosotros y engañarnos de manera tan impune.

—Aparte de la política, ¿qué cosas le inspiran?

—Leer poesía, cierta música, el cine, la filosofía. Y los placeres sensuales, que se habla poco de ellos: la buena comida, las cosquillas, me gustan mucho las cosquillas, la buena temperatura. Ver a los niños jugar, de los únicos que me fío es de los críos.

—¿Qué hace falta para escribir bien?

—Decir las cosas como uno sabe que son, no engañarse ni engañar.

—Parece fácil.

—Sí, pero no está subvencionado, entonces se practica poco.

—Lleva cuatro años sin dirigir, desde ‘Todo es silencio’. ¿Echa de menos el cine?

—Más que él a mí. Pertenezco a una generación que se ha decidido que estemos muertos. No que no sirvamos para hacer películas, sino que hemos dejado de existir.

—¿Y a qué cree que se debe?

—Los productores parecen pensar que si el público mayoritariamente es joven, el cine lo tienen que hacer directores y guionistas jóvenes.

—¿Cómo ve la situación de la industria audiovisual?

—El cine ha sido maltratado, se nos castigó en un momento porque según ellos les hicimos mucho daño y se sigue en ello. El IVA es una canallada, es algo absolutamente insostenible. Estoy seguro de que si se hace la cuenta de lo que revierte el cine en Hacienda, veríamos que es muchísimo más de lo que se le da, pero no se puede saber porque Hacienda no lo dice.

—¿Cómo lleva sus memorias?

—Con dificultad, estoy con muchas cosas y no me centro en una.

—¿Cosas como el vino?

—Sí, tengo una bodega en Galicia, hago un Ribeiro buenísimo y por cierto muy bien valorado.

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