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Dragó contra el dragonismo

l E escritor presenta ‘Shangri-La. El elixir de la eterna juventud’. Filandó n «Si no tienes enemigos eres un gilipollas», dice el autor, que alardea de su aversión por el prójimo. Asegura Fernando sánchez dragó que es un clásico y, al filo de los 80 años, ofrece las claves de la eterna juventud

El escritor madrileño Fernando Sánchez-Dragó

Publicado por
miguel lorenci
León

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C on el pelo teñido y eficazmente revitalizado. Sin un gramo de más, la cara surcada de arrugas, risueño, con su verbo volcánico y alardeando de unos análisis «de bebé» y «una próstata prodigiosa según mi urólogo». A punto de cumplir ochenta años Fernando Sánchez Dragó (Madrid, 1936) rebosa salud y energía. A la edad en la que los otros escritores entran en la Plèiade, él se jacta de tener «buenos enemigos», reniega de homenajes y quiere «solo lectores». Reniega también «de todos los ‘ismos’ en los que me colocan, incluso del dragonismo». Sabe que morirá «con la pluma puesta», ya ha elegido epitafio y lleva su imperativo vital impreso en la camiseta: «no sigo el guion». Dragó se cita con la prensa para hablar de su nuevo libro, Shangri-La. El elixir de la eterna juventud (Planeta), un repaso vital y un recuento de sus decisiones, habilidades y trucos para llegar a los ochenta en tan flamante condición. Algo de lo que se ufana este incombustible vividor, «en todo los sentidos de la palabra», padre de un hijo de 53 años y de otro de cuatro. Los ingredientes del Elixir Dragó que lubrica su cuerpo y su mente son «además de muchas y cambiantes sustancias, buena base genética, y un filosofía basada en la fidelidad a uno mismo, la libertad y sentido del humor». «Nunca hay que tomarse nada en serio, y mucho menos a uno mismo. Ríete de ti mismo si de veras quieres ser libre», aconseja.

Da cuenta de las pastillas, pócimas y mejunjes que se atiza a diario y habla de los «bastones químicos» a los que «he recurrido y recurro». Del LSD «al que no pienso renunciar», a la marihuana vaporizada «que uso para hacer el amor», las benzodiacepinas que «consumo de tarde en tarde en tarde para pillar un globo», el ‘Cialis’, primo hermano del ‘Viagra’ del que dice haber obtenido excelentes resultados. «Hago el amor con la cabeza que es el verdadero órgano sexual que excitan estas sustancias» dice. El elixir del eterna juventud es el libro número 42 de una larga carrera que se catapultó con Gárgoris y Habidis , monumental desafío que ha alcanzado su 74 edición y al que «no hicieron ni caso los, presuntamente, mejores editores del país». Jesús Munárriz fue el fajado editor de este mastodónico ensayo sobre lo más profundo de nuestra idiosincrasia. «Es ya un clásico. Con medio siglo sigue muy vivo, así que yo también soy un clásico» dice sin falsa modestia y confirmado el vigor de un legendario «y necesario» ego que asegura haber atemperado. «Para saber quién eres debes escudriñar tu ego. Lo tuve como Ulises, hasta que supo quién era y dijo al Cíclope que no era nadie» arguye. Escritor «contra todo y contra todos» dice que fue comunista, «solo de carné» y se desapunta de todos los ismos en los que le incluyen, «incluido el dragonismso». «Empezando por el borreguismo, que es el ismo por antonomasia, los detesto todos. No soy comunista, ni ecologista, ni vegetariano, ni integrista del naturismo, como muchos pretenden. Ni budista, ni taoista ni un integrista de nada» insiste. Sostiene Dragó deberle «mucho más a mis enemigos que a mis amigos». Así que se jacta se de hacerse «al menos un enemigo al día». «Si no te echas enemigos es que eres un gilipollas. Cualquier gran hombre de Jesús a Alejadro Magno o Napoleón, se define por sus enemigos» sostiene. «Si tienes enemigos eres tú, tienes carácter, personalidad. El prójimo es en cierto modo el enemigo global de este contradictorio escritor «gatuno, huraño lobuno, y esquivo». «El prójimo No me gusta nada. Nos quita libertad. Como decía Sartre, el infierno son los otros».

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