Diario de León

el territorio del nómada |

Un viaje campesino

LETRAS VIAJERAS POR LEÓN FORMAN UNA RUEDA LITERARIA ADORNADA SUCESIVAMEN-. TE CON TÍTULOS DE CARNICER, DE TORBADO, DE MERINO Y APARICIO, DE LUIS MATEO DÍEZ Y DE LLAMAZARES. CON UN VACÍO IRREMEDIABLE: EL VIAJE DE NOVIOS EN 1952 DE IGNACIO Y JOSEFINA ALDECOA, PARA ESCRIBIR AL ALIMÓN BABIA, PARAÍSO DESCONOCIDO. AQUEL GARBEO QUEDÓ EN YERBAs. divergente

Jesús Torbado en su viaje por Tierra de Campos

Jesús Torbado en su viaje por Tierra de Campos

Publicado por
ERNESTO ESCAPA
León

Creado:

Actualizado:

C uando Jesús Torbado remata, hace cincuenta años, Tierra mal bautizada , su viaje por Tierra de Campos, lo hace con el impulso del éxito de su primera novela, Las corrupciones (1966) y con la rabia que le produce el empalago de la fanfarria desatada por el lanzamiento del Plan Tierra de Campos, «uno de los más importantes que realizará el régimen nacional acaudillado por el Generalísimo». Se trataba de disfrazar la postración vistiendo de fiesta la miseria. Anunciaron pantanos en el Cea (Almanza) y en el Valderaduey (Santervás de Campos), sacaron de excursión a los poetas y hasta fabricaron un inverosímil mapa literario de Campos, donde alineaban a Sinesio Delgado con Unamuno y a Delibes con Tomás Salvador. En el fragor de aquella campaña, el poncio palentino Fragoso del Toro proclamó la inmediata conversión de la comarca terracampina en un «vergel de progreso, abundancia y bienestar».

EL VIAJERO EN CASA

Aquel verano de hace medio siglo, Torbado anduvo seiscientos kilómetros por la periferia e interior de su comarca en sentido inverso a las manecillas del reloj, partiendo de San Pedro de las Dueñas para terminar en Sahagún, después de pasar por Benavente, Villalpando, Medina de Rioseco, Villalón, Palencia, Osorno, Becerril y Grajal de Campos. Un viaje por más de un centenar de pueblos, villas y ciudades que concluye lapidariamente: «Es tierra para morir. Sólo para eso». La literatura viajera cumplió en las letras españolas de posguerra la función testimonial que en los países libres correspondía a la prensa. Con la singularidad, en el caso de Torbado, de que se trata de un viaje autobiográfico, resuelto con admirable calidad literaria, donde relata el regreso del escritor triunfante a la comarca de su infancia. Así que no hay en su mirada ni distanciamiento ni condescendencia. Junto al reproche para quienes han caído en la ensoñación irresponsable de los «mares de mieses» o en la frívola indagación del alma de los pueblos, interpretada desde la ventanilla del tren o acomodados en un confortable autocar ministerial, asume la vindicación de la dignidad campesina, rescatando el legado palpitante de los viejos regeneracionistas.

UNA COMARCA APLASTADA

La pretensión de su viaje consiste en ofrecer un retrato fidedigno de una comarca aplastada por el peso de la historia, ayer floreciente y hoy marginada, a pesar de la cantinela de promesas. Sus habitantes son las víctimas presentes de una historia gloriosa. En ningún momento asoma la nostalgia, porque el pasado es un lastre. Ortega, en sus Notas de andar y ver , dejó escrito al paso por Paredes de Nava: «¡Iglesias y hospitales! Obras de la fe, obras de la caridad. Pero en ninguna parte, sobre los techos rojizos de estos poblados, se advierte la huella de la esperanza. Ni verdura en la tierra ni esperanza en los corazones».

La estructura de Tierra mal bautizada combina el relato viajero con la información documental, que Torbado coloca al frente de cada capítulo, bajo el epígrafe de Paso. En estos dilatados paréntesis recoge documentación histórica, geográfica, artística y literaria; datos productivos, así como planes proyectados y nunca realizados, con lo cual el relato gana en fluidez.

La narración del viaje, que organiza en leguas, articula anécdotas, descripciones, recuerdos, historias, visitas a monumentos, costumbres e impresiones personales. En cambio, los diálogos no buscan información sobre hábitos o formas de vida, como es usual en el género viajero, porque el autor ya los conoce. El diálogo actúa más como cañamazo para agilizar el ritmo fluido del relato. Es un recurso literario para cambiar de plano narrativo, antes que una fuente de conocimiento.

TESTIMONIO CORDIAL

Tampoco abusa de las transcripciones fonéticas populares, elemento especialmente molesto y cansino, por su abundancia, en tantos libros del género. En cambio, sí recoge términos del lenguaje regional para designar costumbres, pájaros, plantas, frutos, aperos y usos del campo. El relato adopta tonos irónicos y cargados de pasión frente a los tópicos, se ciñe de rigor y precisión para describir la plasticidad de un paisaje que no admite amaneramientos, se levanta indignado frente a la injusticia silenciosa de la postración y se torna melancólico ante la desolación y el abandono.

Medio siglo después de haber sido escrito, Tierra mal bautizada es ya un clásico de la literatura viajera. Encargado por Cela para Alfaguara, con el viento a favor del premio obtenido por Torbado en su estreno literario, tardó tres años en ver la luz en Seix Barral, y esto gracias a la osada pericia del editor Carlos Barral, que también había publicado dos años antes el viaje de Carnicer por la Cabrera. Desde luego, ni el viaje de Carnicer ni la aventura campesina de Torbado podían situarse a la sombra viajera de Cela, cuya muestra más próxima, Judíos, moros y cristianos. Notas de vagabundaje por Ávila, Segovia y sus tierras (1956), tocaba tanto de oído como de lecturas superficiales.

tracking