Bello … itius, altius, fortius

S eptiembre negro , título alusivo a los asesinatos de la olimpiada de 1972, refleja esas ideas. Carlos Fidalgo, (utilizando una gran mayoría de personajes, famosos y humildes, relacionados con las olimpiadas ) escribe casi una treintena de narraciones reflejando este mundo, con la presencia, siempre trágica, de la raza judía y el ambiente hitleriano, afanoso por rentabilizar los triunfos deportivos. Dominan en los relatos, de diversa extensión, las gestas deportivas extremas y la pobreza y humildad más subyugantes. Todos los relatos se ajustan a un comienzo y un final acorde y armónico. El primero, Las agallas de Prefontaine , se relaciona con el que cierra el libro, El cielo de Shorter , en unas líneas inquietantes: Y le dieron ganas de echar a correr . Algo que se intuye con claridad leyendo el relato primero.

Aparte de la referencia española de El círculo de Haro , referida al atleta español, pleno de nostalgia rural y heroica y la alusión a Durruti en La encrucijada , las demás narraciones tienen protagonistas extranjeros. Resultan para Carlos Fidalgo una prueba literaria precisa del sentir humano, bien sea evocando figuras excelsas, como es el caso, por ejemplo de Golda Meir en Septiembre Negro. La cocina de Golda. O la condición de humildísimos tipos que, desde situaciones de enfermedad y pobreza extrema, han llegado a la gloria.

Hay por tanto un triple nivel literario: desde la visión erudita y objetiva y la recreación por parte del autor hasta las reflexiones con las que éste, en un curioso y original sin sentido, remata su narración con misteriosas acotaciones estilísticas. He ahí buena parte del encanto de la obra: la armonía entre una rigurosa visión histórica y la reflexión poética, que lo narra mitificando el esfuerzo humano. Estamos ante una inteligente visión trenzada con dos elementos, la escandalosa manipulación histórica y la honda humanidad de ciertos personajes, evocada con sabiduría y humildad por parte del autor.