«No ha habido otra campaña en EE UU más sucia que ésta»

P isó por vez primera suelo estadounidense en 1996 como nuevo corresponsal de TV3 y sin sospechar que estaba encarando lo que más adelante no dudaría en llamar «la mejor época profesional» de su vida. El periodista Ramón Rovira (Girona, 1959), actual responsable de comunicación de Banco Sabadell, acaba de publicar Gracias, Estados Unidos bajo el sello de Plataforma Editorial, un libro en el que vuelca sus amplios conocimientos sobre la primera potencia mundial. Y una ‘guía’ de lectura idónea en estos tiempos de cambio y encrucijada electoral para el país.

—Las elecciones estadounidenses suelen ser seguidas con pasión desde todos los rincones del mundo... ¿éstas especialmente?

—Sí, en realidad creo que estamos ante una campaña bastante diferente a las de elecciones anteriores. Es de las más sucias que recuerdo, con más insultos, más descalificaciones, más mentiras y también con menos debates auténticos y menos propuestas políticas reales. Y todo ha venido dado por la personalidad de los candidatos. Por supuesto, la de Donald Trump, pero también la de Hillary Clinton. En mi opinión, no era la mejor aspirante.

—¿Por qué no?

—Porque está demasiado incrustada en el stablishment político del país, lleva cerca de treinta años ligada a Washington, es ‘casta’ total, por así decirlo, y muchos votantes perciben su figura de esa manera.

—Pero enfrente tiene a un personaje casi inclasificable...

—Claro, quien ha roto realmente la campaña es Donald Trump, que ha decidido usar directamente la mentira como arma arrojadiza durante todo este tiempo. Resulta absolutamente increíble lo que ha dicho de las mujeres, de los latinos, del muro en la frontera que además quiere que paguen los propios mexicanos, ¡del ejército mismo!

—¿Diríamos de Trump que es como ese eterno tercer candidato, siempre singular, que ahora ha llegado más lejos?

—Bueno, tipo Ross Perot, ¿verdad? Sí, pero recuerda que Perot fue el que hizo perder las elecciones a George Bush padre en favor de Bill Clinton. Bush no había entendido el grave problema económico que tenía el país, y le logró robar muchos votos. Sí, podemos encuadrarlo en ese grupo de millonarios raros, extravagantes, que surgen allí de vez en cuando con ansias de hacer política... pero no hay precedentes de algo así, de alguien que insulte de esa manera tan indiscriminada.

—¿Le sale gratis?

—Le pasa relativa factura. Poca, parece. Es que va demasiado rápido. Cuando a ti te insultan, tú contraatacas preparando y argumentando tu defensa, pero para cuando lo haces él ya está cuatro mentiras más allá... Además, domina el medio inmediato por excelencia, la televisión, donde lanza sus descalificaciones sin apenas derecho a réplica. Y es que sí existe un público que quiere un EE UU blanco y seguro, enemigo de la diversidad, que recibe con agrado las patrañas de este ‘macho alfa’ de la manada: que si Barack Obama no es americano, que si fue el fundador del Estado Islámico...

—¿Vincularía su presencia a ‘populismos’ de otros lugares?

—Lo de Trump no es un fenómeno nuevo. Recordemos al mediático Berlusconi, la campaña del ‘Brexit’, donde el partido que defendió la salida de la UE admitió haber mentido al día siguiente de la votación, el avance de la extrema derecha en Holanda, Francia, Alemania y Hungría... me temo es un síntoma global de los tiempos que corren.

—¿Quién cree que va a ganar las elecciones del martes?

—Sinceramente, creo y espero que no gane Trump. Además, el sistema beneficia a Hillary, que en principio tiene de su lado los principales estados del país. Pero dadas las cosas que estamos viendo en todo el mundo, desde el ‘Brexit’ hasta Colombia, donde se acaba de perder un referéndum por la paz, en realidad no podemos descartar nada.