Ritmo y color para lectores jóvenes

C on La revolución de las perdices —un hermoso título para un hermoso libro— la zamorana afincada en León Beatriz Berrocal obtuvo el prestigioso premio Luna de aire del pasado año. Frente a los característicos finales felices («…y comieron perdices») de los cuentos clásicos infantiles, las perdices se han cansado de ser manjar en todos ellos. La autora, que les ha hecho caso, reconstruye y tergiversa, en el buen sentido del término, algunas de estas historias famosas —Blancanieves, Caperucita, Hansel y Gretel, el Gato con Botas...—, «cambiando las aventuras / y que acaben siempre mal». Sirva de ejemplo la Cenicienta, «para siempre desolada / esperando la llegada / de un príncipe enamorado / que nunca estará a su lado». Ante esta revolución, llegan personajes y autores para ver qué ha pasado. Y todo seguirá igual, porque «cuando un cuento acaba bien / es una forma de hablar / decir que «se comen perdices», / pero eso no es de verdad». Una bella historia en sí misma, en una hermosa edición. Con versos de hechuras populares, sencillos y ágiles y métricas distintas para romper la posible monotonía. Abundantes, originales y variadas ilustraciones, llenas de color y de vida.

Por su parte, el leonés Ángel Fernández (Sabero, 1963) inaugura la colección Arándanos , espacio de la Editorial Eolas para la literatura infantil y juvenil. Y lo hace con un libro lleno de vampiros y monstruos en el que se producen las transformaciones más curiosas. «Vivo dentro del armario / entre camisas, abrigos / y bolas de naftalina. / Me asomo cuando te duermes / y salgo para meterme / por debajo de tu cama, / hasta que por la mañana / vuelvo otra vez al armario». La propuesta, que es un juego porque lo que desean los niños es jugar, tiene siempre como fondo un toque de ternura, gracia e imaginación. Ayudan en esa labor las ilustraciones, sugerentes y llenas de naturalidad.