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Parábola lírica juanramoniana

LOS CELOS DE ZENOBIA José A. Ramírez Lozano Premio de Novela Breve Juan March Cencillo. Valencia, Pre-textos, 2016. 150 páginas

Publicado por
nicolás miñambres
León

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P ocos autores españoles pueden presumir de una lista de premios semejante a la de José A. Ramírez Lozano, especialmente dotado para una sorprendente creatividad poética. Aunque con frecuencia lo baladí es suficiente motivo de inspiración, Los celos de Zenobia se adentra en los misterios de la poesía y la personalidad juanramonianas. Y dentro de ella, las complejas relaciones de Juan Ramón con Zenobia, y con la poesía, conforman un universo admirable y misterioso.

Lo curioso de ese mundo en el que vive el matrimonio es la obsesión de Zenobia por el peligro de que el poeta identifique la poesía con el amor de una mujer: «Yo tengo encerrada en mi casa, por su gusto y el mío, a la Poesía impura». Sobre este malentendido se sustentan los celos de Zenobia y la vida de Juan Ramón. En este contexto hay que situar la situación poético-sentimental del poeta. Esta lírica, junto a las obsesiones de Juan Ramón (buscando sus libros antiguos entre todos sus amigos para quemarlos), van abriendo el camino de la obra. Con esta idea y con el consuelo de su amigo Juan Guerrero, los nombres de escritores del momento desfilan líricamente por estas páginas.

Con todo, la identificación de la poesía impura con una mujer amplía el contenido lírico de la obra, cuando ella huye. He ahí el drama juanramoniano, persiguiendo a la mujer-poeta fuera del ámbito doméstico. El mundo se amplia, recorrido por el dolor: Sevilla, Tánger, Casablanca… Pero es lo de menos. Juan Ramón Jiménez Mantecón, cuyo segundo apellido tanto le molestaba, volarán por el mundo. No importa el destino, sí la exclamación del hombres («¡Qué iracundia de hiel y sin sentido»!, explotó). Tal vez ha descubierto a la nueva mujer, a la nueva poesía, cerrando las líneas de esta bella alegoría libresca.