Diario de León

«Los corruptos hacen crecer la intolerancia»

l El guionista y director Guillermo Arriaga publica la novela ‘El salvaje’. Filandó n enfrentarse a la muerte de familiares puede parecerse a pelear contra una alimaña montisca. lo plantea el laureado autor y cineasta mexicano

Arriaga asegura que si Donald Trump no entra en razón, «lo pondrán en razón»

Arriaga asegura que si Donald Trump no entra en razón, «lo pondrán en razón»

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alicia garcía de francisco
León

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L a intolerancia es uno de los temas principales alrededor de los que gira El salvaje , el regreso de Guillermo Arriaga a la literatura tras 16 años de ausencia. Un problema que, lejos de solucionarse, ha crecido en los últimos años, lamenta el escritor y cineasta mexicano en una entrevista.

Una novela que es un reflejo de lo que está sucediendo en México y en todos los países de habla hispana. «Sigue la corrupción, sigue la impunidad y es curioso cómo la intolerancia se ha recrudecido desde hace cinco años y medio que empecé a escribir hasta ahora», dijo Arriaga en Madrid, donde presentó una obra por la que ha recibido grandes críticas y que en México ya ha agotado la primera edición.

El salvaje (Alfaguara) cuenta la historia de Juan Guillermo, que a sus 17 años se tiene que enfrentar a la muerte de su familia mientras en Canadá, un cazador —Amaruq— persigue a un lobo. Y entre una y otra historia, Arriaga introduce pequeñas leyendas a modo de prefacio de lo que está por venir.

Un libro muy realista —«quiero que el lector sienta que el que escribe sabe de lo que está hablando»— pero con un fuerte lado espiritual, pese a que Arriaga asegura ser «muy ateo». ‘Vivencial’ más que autobiográfico, como le gusta calificarlo al autor, que reconoce que es su historia más personal, la que tiene más de sus experiencias, de sus vivencias y de personajes inspirados en su familia o amigos.

Es el caso de Carlos, hermano del protagonista y, en muchos aspectos, un espejo de su padre, también llamado Carlos y que a sus 93 años ha decido empezar a escribir.

Arriaga ha heredado de él su inquietud intelectual, su energía, su pasión y su determinación por hacer lo que le gusta.

«Soy un contador de historias», ya sea en cine o en novela, señaló Arriaga, a quien le gusta el lado colaborador que encuentra en la dirección de cine —Lejos de la tierra quemada (2008)—. pero que tras las buenas críticas y la satisfacción personal que le ha supuesto escribir El salvaje , asegura que quiere centrarse en la literatura.

Tiene muchas ideas —«necesitaría seis vidas para escribir todas las historias que tengo en la cabeza»— que por ahora prefiere plasmar en libros, aunque no descarta regresar al cine. Aunque —agrega— «solo escribiré para aquello que dirija».

Y declina con un rotundo pero amable gesto hablar de su colaboración con Alejandro González Iñárritu, con quien hizo como guionista Amores perros , 21 gramos y Babel , una relación que no finalizó en los mejores términos.

Pero sí mantiene el contacto con el cine. A través de las historias que escribe para los cortometrajes que empiezan a dirigir su hija Mariana y su hijo Santiago, o en calidad de productor de películas como Desde allá , del venezolano Lorenzo Vigas, con quien estuvo en la gala de los premios Goya con la aspiración de llevarse el galardón a mejor película iberoamericana, aunque finalmente no lo logró.

Incansable, aunque nadie lo diría por su delicada y pausada forma de hablar, Guillermo Arriaga no paró de trabajar en proyectos paralelos —desde dirigir un segmento para la película Words with Gods a enseñar cine a aborígenes australianos— mientras escribía El salvaje , un libro cuya idea le rondaba en la cabeza desde adolescente y que tardó cinco años y medio en escribir.

También se refirió en la entrevista al muro fronterizo con México que planea construir Trump: «Es inservible y no tiene ningún sentido», pero confía en que si él no cambia de postura, le harán cambiar de idea. «Si no entra en razón lo pondrán en razón», asegura.

Sólo la primera página

Lo fue escribiendo allá donde se encontraba en cada momento y fue introduciendo elementos que iba encontrando en sus viajes por España, Brasil, Australia, Rumanía o Serbia. Porque cuando empezó a escribir solo tenía en la cabeza la primera página del libro. Las restantes 693 fueron surgiendo en el propio proceso de escritura. «La vida exterior trajo la vida interior al libro», asegura. Un libro que se presentó en las ferias de Monterrey y Guadalajara y que tras España, Arriaga llevará a Colombia, Argentina, Italia, Francia, Alemania u Holanda.

Y resalta, sin disimular su orgullo, que El salvaje se va a traducir incluso al chino y que en la Feria de Fráncfort hasta hubo subastas para ver qué editorial se quedaba con los derechos para determinados territorios. Y está tan satisfecho de la experiencia que ha decidido decantarse por la literatura, al menos por ahora. Porque, explica, es un escritor lento, le gusta hacer muchas cosas, y levantar una película le lleva mucho tiempo. «Así que tengo que pensar muy bien qué voy hacer porque no me quedan tantos años», afirma sonriente.

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