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el territorio del nómada |

Trucos de seductor

BRILLANTE Y AUDAZ, EDGAR NEVILLE (1899-1967) COQUETEÓ CON LA VANGUARDIA Y DISFRUTÓ LA EDAD DE ORO DE HOLLYWOOD. HOY HACE MEDIO SIGLO DE SU MUERTE, CON LAS EXPECTATIVAS YA AVERIADAS POR LA CHABACANERÍA DEL FRANQUISMO, QUE ÉL TRANSITÓ CON UNA HISTORIA DE AMOR DILATADA Y CLANDESTINA CON LA ACTRIZ CONCHITA MONTES. divergente

Chaplin con Edgar Neville

Publicado por
ERNESTO ESCAPA
León

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E n la senda de su destierro hacia Levante el Cid recuperó Berlanga de Duero a los musulmanes y dotó al señorío de la villa de un timbre arriscado y belicoso, que llevaría a uno de sus sucesores a adentrarse por el Támesis, en 1380, sembrando el pánico entre los londinenses. Por si acaso, siempre tuvieron su solar a buen recaudo dentro de la ciudadela amurallada, que adaptó a la defensa artillera un ingeniero italiano. El emperador Carlos premió con el título nobiliario de Berlanga la fidelidad anticomunera de los Tovar y entre condestables y perillanes le llegó la distinción al escritor, diplomático y cineasta Edgar Neville, cuyo nieto del mismo nombre lo ostenta desde 2006.

Hijo de un ingeniero inglés y de la condesa de Berlanga de Duero, Edgardo Neville y Romrée dejó una obra estimable como cineasta y hombre de letras. La poesía de sus postrimerías, que le dio para cinco libros de título transparente, sólo fue la deriva de una obsesión tardía. La que lo mantuvo en vilo durante sus últimos años atraído por la displicente Julia Altuna, separada del marqués de Paúl. La conoció a comienzos de los sesenta, en un hotel de Torremolinos, y jugó con su notoriedad cuanto quiso. Para entonces, quien había sido jugador internacional de jockey sobre hielo, pesaba ya 180 kilos y tenía que recurrir a la mediación de su secretaria para el cortejo. Aquella ayudante fue Isabel Vigiola, hoy viuda del humorista Antonio Mingote.

Acompañante de Ramón en la tertulia de Pombo, a finales de los años veinte se convierte en ariete e integrante de la embajada cultural española en Hollywood, cuando aquellos estudios se transforman en factorías de películas habladas. Antes, en 1925, se había casado con Ángeles Rubio-Argüelles, hija de la beata Carlota Alessandri y propietaria de los mejores inmuebles turísticos de la costa malagueña.

LA AVENTURA AMERICANA

En 1928, se traslada a Estados Unidos como agregado de la embajada y allí conecta con el universo del cine, compartiendo aventura con Buñuel, Ugarte, Jardiel Poncela, Tono o López Rubio. En la meca del cine se hizo amigo para siempre de Chaplin, quien en Candilejas bautiza como Neville al personaje que interpreta su hijo. La relación con Chaplin perduraría en Europa hasta el final de sus días. Volvió a Madrid en 1931, cuando el doblaje hizo innecesarias las versiones hispanas de las películas. Su dedicación diplomática estuvo salpicada de excedencias y sólo tuvo interés en la peripecia que lo llevó de la España republicana a la franquista, cuando topó en la embajada de Londres con Pablo de Azcárate, que enseguida desconfió de su labor. El destino americano lo emprendió con el anhelo de incorporarse a la meca del cine, seducido por la Greta Garbo de El demonio y la carne.

En 1929, publicó en Madrid, Don Clorato de Potasa, una buena novela de humor en clave de vanguardia escrita durante su estancia americana. Son las audacias de un hombre que se reía mucho de todo, según reza su subtítulo. Antes había reunido sus cuentos absurdos en Eva y Adán (1926), que le edita Altolaguirre en la imprenta Sur de Málaga. En 1936 publicó una nueva colecta de relatos, Música de fondo, en la que destaca el humor disparatado de sus Cuentos para locos. El texto tendencioso de Frente de Madrid (1942) rebajó el tono de sus ficciones postreras, más atentas a las dificultades de sobrevivir en territorio hostil. Son tres novelas: La familia Mínguez (1946) enhebra episodios publicados en La codorniz; Producciones García (1956) es una sátira del mundo del cine; y La piedrecita angular (1957), sobre las penurias de posguerra. Y dos libros de relatos (Torito bravo (1955), y El día más largo de Monsier Marcel (1966) , que combina con una dedicación preferente al cine y al teatro.

LA OTRA GENERACIÓN DEL 27

Sus comedias, desde Margarita y los hombres (1934) a La vida en un hilo (1959) entremezclan piezas con diálogos brillantes que a menudo incurren en un tono sensiblero. El baile (1952) es su obra cumbre, muy unida en el teatro y el cine a la figura sobresaliente de Conchita Montes (1914-1994). En los trapicheos del cine volcó su esfuerzo durante décadas, sin recobrar el prestigio de sus inicios republicanos. En 1933 se separó de su mujer y pasó a convivir con la joven licenciada en derecho Concepción Carro Alcaraz (Conchita Montes) en dos pisos del mismo edificio. A ella le legó, a su muerte, la mansión Malibú de Marbella, que Montes vendió al actor Sean Connery.

Separado sin ruptura de Ángeles Rubio-Argüelles, con quien tuvo dos hijos y el respaldo económico para sus locos desvaríos, compartió tres décadas de humor y cosmopolitismo con la actriz Conchita Montes (1914-1994) para acabar asediando con sus versos a la joven marquesa de Paúl. Ángeles Rubio-Argüelles fue promotora teatral y empresaria turística de la Costa del Sol, autora de unos cuantos libros, profesora de declamación y radiofonista. A título póstumo, recibió la medalla de oro de Málaga.

Miembro del grupo de humoristas de la Generación del 27, fue olvidando su sello original para volcarse en el cine, donde evolucionó desde un lenguaje bronco de trinchera en Frente de Madrid (1939) a ciertos atisbos de neorrealismo, en La vida en un hilo (1945). Al cabo del tiempo, se impone sobre la fugacidad de una obra variada, dispersa y declinante la silueta del personaje mundano que recorre con desparpajo el siglo veinte, desde las audacias de la vanguardia al orondo cinismo de su madurez.