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SATURNINO ALONSO INVESTIGADOR Y ESCRITOR

«Egeria era, sin duda, del Bierzo»

«El descubrimiento de los restos del poblado de Santa Eucheria respalda que la viajera naciera aquí» «Antes que Marco Polo, esta mujer recorrió España, Francia, Italia, Tierra Santa, Egipto y Mesopotamia»

Saturnino Alonso Requejo, natural de Remolina, es el autor de la novela ‘Los viajes de Egeria del Bierzo’

Publicado por
e. gancedo
León

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A migo de bucear en el pasado histórico leonés para extraer de ese infinito, épico caudal de narraciones, argumentos sugestivos para sus novelas, Saturnino Alonso Requejo (Remolina, 1941) presentó recientemente, en León y Ponferrada, Los viajes de Egeria del Bierzo (ediciones del Lobo Sapiens), en torno a una de las peregrinas y cronistas más misteriosas del planeta, que en pleno siglo IV emprendió (y contó) un fascinante periplo desde el Noroeste hispano a los Santos Lugares. El montañés, licenciado en Filosofía y Teología, y autor de otros títulos como Tridio Alonge, el último relincho vadiniense , defiende el origen leonés de la protagonista y apunta a su posible parentesco con el emperador Teodosio el Grande.

—¿Cómo surgió la idea de escribir esta novela en torno a Egeria, casi la ‘primera peregrina’?

—Un compañero de trabajo, licenciado en Historia, me habló de la monja Egeria: su historia me pareció extraordinaria y me dediqué a investigar sobre ella. El primer borrador lo escribí en Salamanca.

—¿Qué tipo de documentación empleó para saber más sobre este personaje histórico?

—Entre otras fuentes, empleé el libro de Agustín Arce, OFM., titulado Itinerario de la virgen Egeria . En él, escritas por supuesto en latín, se conservan unas cuantas páginas del Diario de Egeria .

—Para quién no esté familiarizado con esta figura, ¿cómo explicaría su importancia, su singularidad?

—Bueno, ante todo hay que decir que fue una mujer que, antes que Marco Polo, recorrió España, Francia, Italia, Tierra Santa, Egipto y Mesopotamia... Además, desde nuestro punto de vista, no podemos olvidar que perteneció a nuestra patria, es de nuestra sangre y nuestra parroquia. Y legó un Diario en el que nos da a conocer el Oriente desconocido.

—Su origen está envuelto en cierta polémica: gallega, berciana y algunas otras posibilidades más. ¿Cuál es su punto de vista?

—Bien, no es Silvia de Aquitania, como se pensó en algún momento, sino Egeria del Bierzo. Lo deja bien claro, entre otros, el monje san Valerio, en el siglo VII, en su carta titulada Carta de Valerio a los monjes del Bierzo en loor de Egeria . Ahí podemos leer: «Ella, nacida en el extremo litoral del mar océano occidental...». El término Gallaecia , de donde procede el actual nombre de Galicia, se refería entonces a una amplia provincia romana que incluía también gran parte de León y Asturias. Esa carta fue publicada por Enrique Flórez en su España Sagrada , en la que dice que Egeria tenía su monasterio en los Montes Aquilianos, en el Valle del Silencio.

—Hace poco se descubrieron allí, tras el incendio que sufrió la zona, los restos del antiguo poblado o monasterio medieval de Santa Eucheria. ¿Es algo que viene a reforzar esa tesis?

—Claro, y me alegro mucho de que tal cosa haya salido a la luz. Es como el espaldarazo definitivo. Yo he manejado documentación de distintas personas y de distintos siglos, y en todas se alude a Egeria como natural del Bierzo. Y por eso creo que es un gran valor para la comarca, que el hecho de que Egeria naciera allí es algo que el Bierzo debería emplear para darse a conocer en todas partes.

—¿De qué maneras se vale para lograr que el lector participe de aquel mundo?

—Se trata de una novela histórica, y esa estructura la tuve clara desde el principio: es decir, pudo haber cosas que no sucedieran así, pero también pudo haber sido...

—¿Cómo una mujer pudo haber emprendido, en aquel lejano y peligroso siglo IV, un viaje tan largo y aventurado?

—Al parecer, no viajaba sola ni se encontraba del todo expuesta. Se cree que Egeria estaba emparentada con el emperador Teodosio I el Grande, que había nacido en Cauca, la actual Coca, en la provincia de Segovia. Llevaba salvoconductos, cartas de recomendación del emperador y soldados romanos la acompañaban de una mansio (ventas o paradas oficiales situadas a tramos regulares en las calzadas) a otra.

—¿Cómo se imagina a Egeria, en cuanto a su personalidad, su talento y su físico?

—A tenor de lo que he investigado sobre ella, la imagino muy inteligente y amiga de conocer, exhaustiva y gran amante de los detalles (para ello sólo hay que fijarse un poco en las cosas que cuenta), así como maternal en el trato. Otro aspecto que tampoco hay que olvidar era el hecho de ser defensora del cristianismo de Roma frente al gnosticismo de Astorga, presidido por Eugrapia. Y como mujer, yo la veo como una moza madura, morena y virtuosa.

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