Diario de León

Whitehead pone cara a la esclavitud

l El autor neoyorquino publica en España ‘El ferrocarril subterráneo’. Como una estrella de rock, de ciudad en ciudad, el escritor neoyorquino Colson Whitehead viaja por Europa para presentar su novela ‘El ferrocarril subterráneo’, una historia sobre la esclavitud

El escritor neoyorquino Colson Whitehead

El escritor neoyorquino Colson Whitehead

Publicado por
irene dalmases
León

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F ormando parte del exclusivo club de autores que han obtenido el National Book Award en 2016 y el premio Pulitzer de este año por una misma obra, como William Faulkner o John Updike, Colson Whitehead cree «que vamos hacia adelante y hacia atrás», en referencia a temas como el racismo y la discriminación. «Trump no los ha inventado, pero permite que se expresen y se manifiesten más».

El escritor argumenta que Barack Obama —lector suyo que ha recomendado su novela— fue escogido por el 51 por ciento de la población, «lo que significa que otro 49 por ciento no le votó y luego cambiaron las tornas y quien obtuvo la victoria fue Trump».

«Por tanto —prosiguió el autor— tenemos una parte de la población como más progresista y otra como más primitiva, y las dos son muy potentes todavía en los Estados Unidos y se van manifestando de manera alterna».

Precisa, por otra parte, que cuando empezó a crear la novela no tuvo presente en ningún momento los Estados Unidos actuales, «pero sí es cierto que cuando vemos hoy cómo un policía detiene en la calle a una persona negra, eso puede remitir a la actuación de las fuerzas del sur en el momento de la esclavitud». El ferrocarril subterráneo (Literatura Random House/Periscopi) narra la perturbadora historia de la joven esclava Cora, una muchacha que sobrevive en una plantación de algodón de Georgia antes de la guerra civil norteamericana y que un día decide, tras una brutal agresión, escapar en busca de la libertad, lo que le lleva a la clandestinidad y a ser perseguida por el malvado Ridgeway, un cazarrecompensas. Sin esconder que bebe de Cien años de soledad y de Gabriel García Márquez, Whitehead envuelve al lector con su relato, en el que una metáfora como la de un ferrocarril subterráneo ideada como forma de escape de los esclavos negros deja de serlo y toma forma.

Antes de sentarse ante el ordenador, reconoce que volvió a leer la novela del colombiano, lo que fue importante para «poder encontrar el tono entre fantasía y realidad».

En este punto, explica que cuando era pequeño y oía la expresión «ferrocarril subterráneo» relacionado con la esclavitud imaginaba un tren que iba por debajo del suelo.

Sin embargo, «la historia real es que a mediados del siglo XIX lo que había era una red de gente que ayudaba a los esclavos a escapar de las plantaciones y permitía que recorrieran cientos de kilómetros o les daban dinero o los acogían un tiempo en sus casas». La expresión la acuñó un amo de esclavos quien un día, tras ver como uno de los que tenía en sus propiedades había desaparecido sin dejar rastro, dijo que era «como si se hubiera ido en un ferrocarril subterráneo».

Encantado con los premios que ha obtenido en los últimos meses, dice no estar seguro de que en el siglo XXI un libro pueda cambiar la forma de pensar de los lectores como sí se intentó con La cabaña del tío Tom , pero «doy por bueno que, al menos, provoque una reflexión sobre la eugenesia o los experimentos médicos que se llevaron a cabo con personas en otros momentos de la historia».

Semejanzas con los nazis

Preguntado sobre si ve similitudes entre la forma en que funcionaba un campo de exterminio nazi y una plantación de esclavos en el sur de Norteamérica, el neoyorquino responde que hay un capítulo del libro centrado en Carolina del Norte que «tiene muchos paralelismos con la historia nazi y, de hecho, tomo en préstamo la expresión de la solución final para los negros».

La novela, además de premiada, será adaptada para una serie de televisión para Amazon, de ocho capítulos, dirigidos por Beringei Jenkins, que se empezará a rodar el próximo verano.

Respecto a nuevos proyectos, indica que en primavera inició otra novela pero desde entonces no ha parado de viajar por todo el mundo y no la ha podido retomar. Después de Barcelona, donde pronunció una conferencia en el CCCB, y tras llegar de Lisboa el martes, tiene previsto viajar a Italia y Alemania.

Posteriormente, volverá a sentarse en su estudio de Manhattan y proseguirá su nuevo relato, que transcurre en la Florida de 1960.

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