Jean Leon, confidente de las estrellas
l Martí Gironell novela la metamorfosis de Ceferino Carrión como guardián de los secretos de Hollywood . LA FUERZA DE UN DESTINO MARTÍ GIRONELL Editorial Planeta, Barcelona, 2018. 304 páginas
C eferino Carrión Madrazo abandonó en 1941 su Santander natal, que quedó arrasado por el fuego, se afincó en Barcelona y en 1949 huyó de la grisura de la España franquista. Convertido en Jean Leon, sería el confidente de las grandes estrellas del Hollywood dorado, el mejor guardián de sus secretos. También un legendario restaurador y bodeguero. Recrea su apasionante peripecia vital La fuerza de un destino (Planeta), novela con la que el escritor y periodista Martí Gironell (Besalú, Gerona, 1971) ganó el premio Ramon Llull. Cuenta la metamorfosis de Carrión en Leon, una vida de película en el corazón de la fábrica de sueños, y rescata a un personaje «fascinante e irrepetible». «Como Umberto Eco, creo que la ficción es la mejor manera de contar la realidad», dice Gironell, encandilado por la potencia y vitalidad «de un soñador, un aventurero intuitivo y observador, un buscavidas dueño de una poderosa inteligencia natural».
Le sedujo «un visionario que, huyendo de sí mismo, acabó encarnando la versión más dulce del sueño americano». Cuando el franquismo que tanto odiaba —le arrebató las vidas de su padre y su hermano— le requiere para hace la mili, Ceferinio huye a París. Trabajó en la noche y adquirió la identidad de Jean-Léon Gérôme como el pintor. Tras siete tentativas, embarcó como polizón en el buque Liberté y partió de Le Havre hacia Nueva York, donde adoptaría la identidad de Justo Ramón Leon, con la que accedió a la ciudadanía estadounidense. En su siguiente salto a California, donde recala huyendo del reclutamiento para la guerra de Corea, perfila su personaje y su leyenda «ayudado por su espíritu emprendedor y varios de golpes de suerte», según explica Gironell. Era taxista en Los Ángeles cuando el azar llevó a Ava Gardner y Frank Sinatra a discutir en su taxi sobre el posible aborto de la actriz. El cantante olvidó en el coche una grabación con sus últimos temas y Jean Leon se las llevó al día siguiente a Villa Capri, el restaurante de Sinatra. ‘La voz’ le agradeció el gesto. Convirtió a Leon en su chófer y le conectó con su círculo de amistades: poderosos productores, mafiosos y astros del cine. Listo como el hambre, «la amistad sería su gran aliada para reinventarse varias veces», asegura Gironell. «Supo que como Ceferino no tenía futuro. Quiso luego ser actor y vio que carecía de talento, así que renació como hostelero y confidente de estrellas». Conoció a James Dean, «su alma gemela», cuando el actor no tenía un chavo y no podía pagarse un menú. Dean triunfó y juntos idearon La Scala, su restaurante en Beverly Hills.
Dean debía aportar el dinero, pero se mató en su deportivo meses antes de la apertura, el 1 de julio de 1956, lo que casi arruina el negocio. «Pero Leon salió adelante, se hizo amigo de José Cansino, gallego y tío de Margarita Cansino (Rita Hayworth), y acabó siendo confidente, amigo y anfitrión de estrellas como Paul Newman, Warren Beatty, Marilyn Monroe, Elizabeth Taylor, Dennis Hopper, Ronald Reagan y los Kennedy», todos habituales de su establecimiento, «el sitio de moda en el Hollywood de los 50 y 60», explica el escritor. «Confesor de Marilyn Monroe, le sirvió su última cena y nunca traicionó la confianza que depositaron en él» explica Gironell. «Valía más por lo que callaba que por lo que contaba y eso en aquel Hollywood era oro puro», agrega el autor. Fue decisiva la cobertura que ofreció a Joe DiMaggio y a Sinatra, salvándoles de la cárcel cuando dieron una paliza de muerte al hombre equivocado.