«Las heroínas ya no buscan a sus príncipes»
l Ángela Vallvey trae al siglo XXI los cuentos de toda la vida y hace de sus protagonistas mujeres intrépidas. Filandó n ‘Cuentos clásicos feministas’, que sale a la venta el 2 de abril con ilustraciones del leonés Pérez Prada, revisita los mitos de cenicienta o blancanieves desde una mirada contemporánea «Las versiones para la gran pantalla han venido desvirtuando estos cuentos desde hace décadas» «Los relatos clásicos tienen de por sí un lado feminista: son mujeres-niña obligadas a protegerse del peligro»
L os cuentos clásicos tienen la fuerza de los mitos, que han evolucionado según los tiempos y que representan un enorme tesoro de sabiduría, un delicado trabajo de inteligencia colectiva. Ahora, la escritora Ángela Vallvey ha querido reivindicar ese importante legado —repleto de humor, poesía y terror—, para renovarlo y hacerlo más cercano y comprensible a los lectores contemporáneos, pero también haciendo que siga fiel a su significado más profundo. Se trata de Cuentos clásicos feministas , que publicará Ediciones Arzalia el próximo 2 de abril y donde no encontraremos historias en las que el amor romántico y acaramelado trastorna a los personajes (sobre todo a los femeninos), sino que las protagonistas se convierten en heroínas que descubren el peligro del desamor, del abuso y el desengaño.
El cuento popular que se presenta en estas páginas pretende servir a las niñas y niños, adolescentes, padres y educadores, como una forma divertida de acercarse a nuestra herencia cultural y de descifrar sus mensajes más sensatos e imaginativos. «Aunque también, ¿por qué no?, como un manual de fantasía ‘3.0’ que ayude a nuestros hijos e hijas a enfrentarse a la complejidad de la vida», indican desde la editorial. Y recalcan que las ilustraciones que enriquecen sus páginas son «una pequeña gran obra de arte del pintor leonés Javier Pérez Prada, hechas con un simple lápiz y mucho talento».
Así, las protagonistas de estos cuentos ya no buscan príncipes ni quieren ser princesas. Son mujeres reales, con vidas de verdad, dispuestas a luchar y a mejorar sus vidas. «Mi proyecto ha sido rescatar a Caperucita, a la Cenicienta y a todas las demás chicas valientes que viven en las páginas que siguen, y reavivarlas, convertidas en lo que siempre han sido en el fondo: niñas y adolescentes de cualquier tiempo y lugar, porque, como sabiamente aseguraba Novalis, los cuentos son sueños de un secreto mundo familiar que se encuentra en todas partes y en ninguna —explica Ángela Vallvey—. Estas protagonistas son, de esta manera, mujeres trabajadoras y resueltas en un mundo hostil, obligadas a luchar para salir adelante... Vivir, y sobrevivir, es su triunfo. Su final feliz».
Caperucita Tall (o sea, alta), Cenicienta y el ‘reality show’ , El Chulazo Durmiente , La Sirenita y el problema del cuerpo de la mujer , La Reina de las Nieves y el cambio climático , La Princesa Poligonera y el Guisante Emoticono o La Ratita Presumida y la Gata con Bótox son algunos de los relatos incluidos en este singular volumen.
«Los cuentos clásicos, hoy día, ya no tienen la misma fuerza que antaño, cuando se escuchaban al calor de la lumbre y los niños prestaban oídos atentos a sus padres y abuelos, a los familiares adultos que se los susurraban para hacerles sentir miedo y precaución, o para impulsarlos a reunir la valentía suficiente como para desarrollarse en la vida como seres independientes, lejos ya de la protección de la familia y de su pueblo», explicó Vallvey. «A las niñas de ahora, y también a los niños, a pesar del efecto de la factoría cinematográfica Disney, les parece que los protagonistas de los cuentos clásicos están un poco anticuados, que viven en sitios horribles donde no llega el wifi y a los que nadie iría ni siquiera a repartir pizzas, y que hacen cosas que están francamente en desuso, como cortar leña, vivir en incómodos palacios o abandonar a sus hijos pequeños en un claro del bosque —prosiguió—. Al sentir tan ajenos estos cuentos, en su versión escrita y hablada (y dejemos aparte las adaptaciones cinematográficas, que los han desvirtuado desde hace décadas), se está perdiendo el enorme tesoro de sabiduría que ellos representan, sus enseñanzas iniciáticas comienzan a desperdiciarse por falta de uso y costumbre, y eso resulta una pérdida terrible para la infancia y para los padres, que, así, no se aprovechan de los saberes valiosos que contienen estas preciosas aventuras que consideramos intemporales porque son profunda y conmovedoramente humanas».
Y remarcó la narradora y poeta que los cuentos clásicos, ya de por sí, «tienen un aspecto feminista natural en el sentido de que las protagonistas suelen ser mujeres-niñas obligadas a protegerse de los peligros del mundo. La importancia de las mujeres en el espacio narrativo de los cuentos es extraordinaria. La sabiduría popular, invariablemente, ha sido consciente de lo difícil que resulta ser mujer, siempre rodeada de peligros, y de lo preciosas y necesarias que son las mujeres». «Muchos de los cuentos clásicos más conocidos tratan precisamente de eso, de cómo ser mujer es una empresa complicada y de cómo debe hacer una niña para triunfar, entendiendo el triunfo casi siempre como la mera supervivencia», escribe en el prólogo de la obra, titulado Había una vez una niña que dejó de ser un fruto y se convirtió en invencible .
Ángela Vallvey es una de las autoras contemporáneas más consagradas de nuestro país, y una de las más traducidas. Poeta, novelista y autora de ensayos divulgativos, fue ganadora del Premio Nadal con Los estados carenciales en 2002 y finalista del Planeta con Muerte entre poetas en 2008. Además, ha recibido premios de poesía como el Ateneo de Sevilla, y de periodismo como el Julio Camba. Es colaboradora habitual de prensa y televisión. Por su parte, el leonés Javier Pérez Prada, artista, es autor de obras tan icónicas como Los secretos de la pintura .