Diario de León

Buero, rescatado del purgatorio

l Mario Gas recupera ‘El concierto de San Ovidio’, pieza clave del autor. Filandó n El Centro Dramático Nacional y la RAE se han aliado para sacar del olvido a Buero Vallejo. Mario Gas dirige ‘El concierto de San Ovidio’, una parábola sobre la desigualdad y los abusos de poder

Una de las últimas fotografías de Buero Vallejo

Una de las últimas fotografías de Buero Vallejo

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miguel lorenci
León

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A ntonio Buero Vallejo (Guadalajara, 1916-Madrid, 2000) fue una figura clave del teatro español del siglo XX, un clásico moderno cuyo legado escénico parecía atrapado en el purgatorio de un injusto olvido. Rescatarlo para las nuevas generaciones es «más que necesario», a juicio de la Real Academia Española (RAE), en la que Buero tuvo plaza, y del Centro Dramático Nacional (CDN) que dirige Ernesto Caballero.

Ambas instituciones se han aliado para revisitar El concierto de San Ovidio , pieza «de extraordinaria vigencia», según Mario Gas, que la dirige en el María Guerrero y que la presentó en la sede de la RAE avalado por su director, Darío Villanueva. La última vez que el CDN programó una obra de Buero fue en 2003, hace quince años. «Como le pasa al Guadiana, hay un cierto hundimiento de su teatro, y es hora de que resurja», apunta Mario Gas, que rescata de una oscuridad nada ardiente una de los dramas icónicos del dramaturgo y académico alcarreño.

«Una tragedia contemporánea, moderna como las de Sartre o Camus, pero en la que los dioses se quedan en la trastienda», dice Gas de un pieza que aborda un tema universal y eterno: las diferencias de clase y el abuso de los poderosos sobre los débiles. «Evidencia como, en una esclavitud solapada, los de arriba no dejan que los de abajo saquen la cabeza», resume el director de escena, dramaturgo y actor.

Buero Vallejo describió su obra como «una parábola» y cree Gas que «aborda conflictos de permanente actualidad». «El poder no sale, pero sigue ahí, sin asomar la pata, como ahora, cuando persisten y se agigantan las diferencias de clase, cuando proliferan los dominadores y especuladores, cuando las élites son menos pero ganan más y los discapacitados lo pasan fatal», enumera Gas. Estrenada en el teatro Goya de Madrid en 1962, la obra transcurre en 1771, en la Francia prerrevolucionaria. En un hospicio de París, el Hospital de los Quince Veintes, el negociante Valindin consigue que la monja que regenta la piadosa institución permita que, a cambio de doscientas libras, seis mendigos ciegos acogidos allí toquen instrumentos musicales en la inminente fiesta de San Ovidio. En contra de lo que los esperanzados ciegos piensan, Valindin no es su salvador. Es un mangante que busca únicamente aprovecharse de los ciegos para ridiculizarlos y sacar beneficio económico de su penosa situación.

lucha de clases

Sitúa el tema social en un plano que hasta ese momento Buero Vallejo no había abordado explícitamente: el de la lucha de clases. Y lo hace replanteando el tema de la ceguera en circunstancias muy distintas a las de En la ardiente oscuridad , otro título esencial de Buero, que revolucionó el teatro de posguerra con Historia de una escalera , estrenada en 1949. «Quizá olvidamos un poco a esas generaciones del 40 y del 50, cuando los textos históricos del siglo XX merecen ser revisados continuamente con una mirada contemporánea, como hacen los anglosajones con su mejor teatro», propone Gas.

Y una obra «paradigmática» de esa olvidada época es este drama de Buero «sobre la superación, el amor y el desamor, el asesinato, la humillación, la alienación, el sentido trágico de la vida y la lucha de clases», según Gas.

Escrita, además, en una época en la que la censura obligaba a los autores un ejercicio de malabarismo dramático, «es plenamente actual y conmovedora». «Buero siente pasión y compasión por sus criaturas y su teatro merece una revisión constante», asegura Mario Gas, que intentó llevarla a escena en varias ocasiones desde que quedara «impactado» cuando, con 15 años, asistió a una representación en el desaparecido Teatro Calderón de Barcelona con José María Rodero.

«Necesitamos reponer los grandes textos para cada generación; no conviene que se pierdan legados tan valiosos como el de Buero Vallejo», reclama Darío Villanueva, quien asistió a la ultima representación de Historia de una escalera en un teatro de Madrid y tuvo una agridulce sensación «al ver cómo los jóvenes estudiantes percibían como comedia lo que era un tragedia».

Recordó Villanueva cómo Buero Vallejo sustituyó a Antonio Rodríguez-Moñino en la silla X de la RAE. Tomó posesión el 21 de mayo de 1972 con el discurso titulado García Lorca ante el esperpento y le respondió Pedro Laín Entralgo. Tesorero de la docta casa entre 1978 y 1986, Buero fue también vocal adjunto de la Junta de Gobierno de la RAE de 1976 a 1978. Con un texto «apenas retocado y en plena vigencia», este Concierto de San Ovidio estará en cartel hasta el 20 de mayo. Con música en directo, en el montaje intervienen 14 actores de los 28 personajes de la obra de Buero Vallejo, por lo que el director ha recurrido al vídeo para algunas escenas. El reparto lo configuran José Luis Alcobendas, Lucía Barrado, Jesús Berenguer, Mariana Cordero, Pablo Duque, Nuria García Ruiz, Javivi Gil Valle, José Hervás, Alberto Iglesias, Lander Iglesias, Ricardo Moya, Aleix Peña, Agus Ruiz y Germán Torres.

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