«No hemos sabido cerrar las heridas de la Guerra Civil»
l La berciana Berta Pichel se estrena en la literatura con ‘Cicatrices de charol’, ambientada en los convulsos años 30. berta pichel tenía claro que ambientaría su ópera prima en su bierzo natal, que la protagonista sería una mujer y que la historia transcurriría en la república y la guerra civil. El resultado: ‘Cicatrices de charol’. Presentará esta semana el libro en ponferrada y villafranca y el día 17 en león
D e pequeña escuchó una conversación que le marcó profundamente. «Una amiga le contó a mi madre que su primera hija era de otra relación». Berta Pichel era una niña, pero guardó durante décadas esta historia de una madre soltera en los difíciles sesenta. Ahora, la ha desempolva en Cicatrices de charol, su ópera prima. Ambientada en su Bierzo natal, la novela narra la historia de Nía, una mujer que sueña con ser actriz pero a la que el destino llevará por un camino que jamás había imaginado. Todo cambia cuando conoce a Valeriano, activista de UGT, y se lanza a un romance que la obligará a hacer frente a los prejuicios de una sociedad abocada a la Guerra Civil.
El libro transcurre en seis de los años más convulsos de la historia reciente, entre la República y el triunfo de los franquistas en la Guerra Civil, de 1933 a 1939. Una época en la que los sueños de libertad auspiciados por la República quedarán silenciados por el yugo de los vencedores del golpe militar.
Si la vida es una sucesión de casualidades, en Cicatrices de charol se han confabulado todas. Pichel, que ha vivido gran parte de su vida en Barcelona, siempre soñó con escribir. Profesora de Historia Moderna y Contemporánea, tras 43 años de docencia y recién estrenada la jubilación decidió que había llegado el momento. Tras formarse debidamente como narradora en la célebre l’Escola d’Escriptura de l’ateneu Barcelonés, Pichel se lanzó al vacío.
Tenía algunas ideas claras: «Quería que la protagonista fuera una mujer, quería acercarme al Bierzo y quería situar la trama en los años 30, porque algunos hechos de la actualidad nos resuenan a aquellos años».
Se acordó de la conversación que escuchó entre su madre y su amiga y aquello le hizo pensar «qué sentiría una mujer de aquella época». Pese a que prácticamente ha pasado toda su vida en Cataluña, Pichel no ha perdido jamás el contacto con sus raíces. El Bierzo es el lugar al que siempre vuelve. «En el Bierzo nacieron mis padres, mis abuelos, todos mis antepasados y yo misma. Los orígenes y, sobre todo, donde nacen los tuyos, se quedan grabados en la memoria».
Natural de La Portela de Valcarce, que dejó a los 12 años para estudiar en Barcelona, confiesa que necesita «ese paisaje lleno de castaños y nogales». El Bierzo es el protagonista de fondo de la novela, que arranca en septiembre de 1933, con las fiestas de la Encina. Aunque el libro concluye en octubre de 1939, 300 de las 400 páginas transcurren durante la República. «Me interesaba más conocer el mundo previo a la Guerra Civil y empatizar con las distintas ideologías que propiciaron el gran drama», explica.
La novela tiene detrás un gran trabajo documental. «No sabía si la revolución del 34 había tenido repercusión en el Bierzo. Tenía la intuición de que, dada la importancia de la minería y la proximidad de Asturias, tenía que haber tenido su efecto».
Personajes históricos
Aparte del personaje de Mía, inspirado en aquella amiga de su madre, Pichel ha recuperado a numerosos personajes históricos, de la política y la cultura, como Toño Varela, el último alcalde republicano de Villafranca del Bierzo, que pertenecía a Izquierda Republicana, el partido de Azaña. «Era un luchador que intentó la reconciliación. Contacté con su nieta y pude entrar en el dolor familiar», confiesa la autora. Por el libro también desfilan el escritor Ramón Carnicer —célebre por su controvertido libro Donde las Hurdes se llaman Cabrera — o el abuelo de Emilio Silva, escritor, periodista y uno de los fundadores de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.
Pichel afirma que «no hemos sabido cerrar las heridas de la Guerra Civil». En su opinión, «si se dedicasen más esfuerzos a la educación, podríamos superar el drama». Pero también es un proceso personal. «Te das cuenta de que arreglar la situación es responsabilidad de uno mismo». Preocupada por el ambiente de corrupción y qué hacer, ha decidido que puede reflexionar sobre que el odio no nos lleva a ninguna parte. «En más de cuarenta años como profesora he intentado con mi actitud y mis palabras empatizar con la posición del otro». Sin embargo, es consciente de que «los españoles nos hemos entendido más a garrotazos».
Cicatrices de charol alude a las ampollas que le provocan a la protagonista unos zapatos de aquel material, pero a la vez tiene un sentido metafórico: «La impresión que nos suele quedar en el alma a causa de padecimientos, de heridas del pasado».
La protagonista de la novela representa a millones de mujeres que no aparecen en los libros de historia. Nía está dispuesta a librar una batalla por el amor y la libertad y a asumir las consecuencias.
Si en su ópera prima tenía claro el personaje femenino protagonista, en la próxima quiere cambiar de registro y el peso de la historia recaerá en un septuagenario.
Pichel presentará Cicactrices de charol el jueves, a las 19.30 horas en el Museo de la radio de Ponferrada; el sábado, a las 19.00 horas, en el Teatro Villafranquino; y el día 17, a las 20.00 horas, en el Instituto Leonés de Cultura.