El palco del Madrid, el ‘Salvaje Oeste’

L a nueva novela de Juan Tallón (Orense, 1975) comienza durante un partido del Madrid. Mientras 80.000 personas están pendientes de lo que ocurre en el campo, en el palco un grupo de políticos, constructores y banqueros muestra desinterés por el partido porque tienen algo más importante que hacer: dedicarse a sus negocios, entre rayas de cocaína y sexo infiel. Ese es el panorama que dibuja Tallón en Salvaje Oeste (Espasa), un relato coral de 600 páginas sobre la corrupción económica y moral de las élites.

Avisa Tallón de que «el libro es una obra de ficción», y la advertencia suena real, pero también irónica, porque por sus páginas desfilan personajes ficticios que recuerdan al lector a otros reales. «Más que a personas, he preferido retratar una época», cuenta el escritor. Una época a caballo entre el siglo XX y el XXI en la que el dinero, la ambición y la droga corren desbocados entre los poderosos, que consideran que están en los puestos de mando porque lo merecen y que confunden su obligación de servicio a los ciudadanos con su beneficio personal.

«Tenía mucho interés en penetrar en esa parte de las élites que nos está vedada. De ellos conocemos sus opiniones públicas, pero desconocemos cómo actúan en su ámbito privado. Y lo que ocurre es que nos trasladan un discurso público que no concilia con lo que hacen en privado», resalta Tallón, que ha conocido de cerca el poder como periodista y también de la época en la que escribía los discursos del ministro de Justicia socialista Francisco Caamaño.

En opinión de Tallón, la característica de las élites es su extractiva relación con el poder. «Realmente, el poder es lo que hacen para seguir manteniendo el poder. Su ambición es resistir, prolongar el control sobre las cosas. La gente que alcanza el poder hace lo que sea necesario para mantenerlo, pero todos los poderes, al final, decaen, para ser sustituidos por otro poder emergente. La historia nos muestra que un poderoso sin escrúpulos es reemplazado siempre por otro poderoso sin escrúpulos», asegura el escritor.

«Durante mucho tiempo habíamos generado la ilusión de que la política, la economía, las finanzas y el periodismo eran poderes separados. Creíamos en la división de poderes, pero vemos que no es así, vemos que las élites viven al margen de la sociedad», subraya Tallón, antes de abrir, sin embargo, una pequeña rendija al optimismo: «Pero de vez en cuando sucede algo que nos permite generar esperanzas. Se supone que el sistema democrático nos dota de herramientas para debilitar ese poder desmedido», sostiene.

En Salvaje Oeste , una alcaldesa de Madrid deslenguada y populista mueve cielo y tierra por conseguir un doctorado honoris causa en una universidad de Estados Unidos. En pasajes como éste «la realidad imita a la ficción», declara Tallón, que cree, al estilo de «la verdad de las mentiras» de Vargas Llosa, que para conocer el mundo «hace falta inventárselo».

Tallón pertenece a una generación de columnistas que se ha abierto hueco en los medios con un nuevo estilo que caracteriza a sus autores, entre otras cosas, «por no tomarse demasiado en serio». Pero detrás de la aparición de estos talentos se esconde un drama, opina el escritor. «Hay una burbuja del columnismo. Los medios se han dado cuenta de que es más fácil y barato pagarle a un columnista para que dé su opinión, que es una idea personal llevada al extremo, que financiar el periodismo de reportajes, que es más meritorio, pero más caro.