Una novela original

L a polisemia del título es indiscutible , tanto por el calificativo nueva como por el sustantivo selva, de tantos registros semánticos. La contraportada, en cambio, tal vez no dé idea del contenido y significado humanos de la obra. El tono autobiográfico, con un protagonista muy especial, intensifica el valor narrativo. Dividida en dos partes, Antes y Después, con veintiséis capítulos, incluye situaciones inesperadas, descritas con un estilo sencillo, eficiente y expresivo, con los personajes apuntados en el subcapítulo 3. «Esta es una ciudad grande», acompañada de elementos heterogéneos: «Tengo muchas plantas tipo palmera y un gato gordo al que me gusta llamar Sam». Quien así habla en forma autobiográfica, es el protagonista: joven aficionado a la música, a los libros, al sexo y partícipe de ciertos programas de televisión. Ellos son la fuente de sus ingresos, sin olvidar su convencimiento creativo: «Escribir es ofrecer el alma a un lugar».

La progresión narrativa es sutil, pero evidente. En esa ciudad, agobiada por extraños problemas, funciona un organismo, que quiere ser salvador, el Plan de Reconciliación Nacional, pero su importancia argumental y social es leve, casi inocua. La trama discurre basada en relaciones humanas, esencialmente femeninas, Luna, Alma, May y el profesor, representante cada uno de una actitud vital. Son los acompañantes habituales. La variación de sus gestos y las reacciones que provocan en el narrador son la clave de los distintos momentos, y de los estados de ánimo. Tal variedad de comportamiento es el motivo de todo lo ocurrido. Pero lo son también, especialmente, esos manuscritos que, de forma casi imposible e inesperada, recibe el protagonista en su casa, papeles de contenido dramático. El primer envío es la muerte de su gato, una especie de trágico aviso.

Desde el capítulo 23, se va preparando una gradación en la tragedia que sufre el protagonista, narrada por la experiencia de la hija del profesor, reflejada en letra cursiva. Todo avanza, hasta el internamiento hospitalario del protagonista. Recuperado, no cabe más que la huida de la ciudad. May y el protagonista se van. En una parada del viaje, el personaje mira, casualmente, los papeles de May. «Y me quedo paralizado», piensa. «Nada es perfecto. Ni siquiera el amor es perfecto», piensa, en ese triste e inesperado desenlace.