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Fahrenheit 451 para más de tres mil palabras

l El Musac inaugura hoy la investigación que Marta P. Campos ha realizado sobre los términos desaparecidos. ‘1914–2014’ fue iniciado en 2016 por Marta P. Campos como un proyecto relacionado con las visualizaciones de datos. En este caso, se trata de visibilizar físicamente aquellas palabras que han perdido su entrada en el diccionario de la Real Academia Española en un periodo de cien años. En ‘1914–2014’ encontramos a las palabras rechazadas, a aquellas que han tenido su espacio en el diccionario pero que al final han perdido su entrada Hay palabras que han cambiado sus costuras y otras que, simplmente, perdieron su razón de ser

León

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Son 2.793. El léxico o, mejor, el diccionario, también hace su particular purga. Son palabras que desaparecen del uso y que, por lo tanto, se extinguen, también, de las listas de palabras recopiladas por la Real Academia.

La artista Marta P. Campos presentaba la semana pasada en el Musac su proyecto 1914-2014, una investigación durante la cual ha analizado todas las entradas que ya no están en el DRAE. «¿Qué se puede hacer para visibilizarlas?», se pregunta la creadora, que asegura que en esas casi tres mil palabras hay «de todo». De hecho, Campos confirma que hay palabras muertas , pero hay muchas que han desaparecido por economía del lenguaje. Es el caso de los adverbios, un campo en el que las sorpresas no llegan solas. Los acabados en ‘mente’ aparecen o no dependiendo de su grado de uso. Así, sí están algunos como tranquilamente o silenciosamente, mientras que otros, considerados más raros dejaron de estar, como apresuradamente, democráticamente o ceremonialmente.

Marta P. Campos tuvo la ocasión de tratar con dos profesores de Lingüística de la Universidad de León José Ramón Morala e Iglesias Bango que le acercaron al origen de algunos de los términos que habían hecho mutis. Algunas de ellas eran germanías, jerga utilizada en las cárceles durante los siglos XV y XVI. Es el caso de ‘durindaina’, voz usada para definir el concepto ‘justicia’ o vahanero: ocioso, pícaro. Todas ellas desaparecieron por la incomprensión que a día de hoy generan.

También salieron numerosos regionalismos. «Por lo que he podido saber, las preferencias para asentar unos y descartas otros llegaron del lugar de procedencia de las personas que en ese momento ocupaban los sillones de la RAE», manifiesta la artista.

Marta explica la complejidad de reunir las palabras. «Lo que no existe no se puede encontrar», admite y precisa que lo que hizo en un primer momento fue contactar con la RAE. «¿Dónde han ido a parar?, les pregunté; ¿están en algún otro lugar? La respuesta que me dieron fue que no, que habían desaparecido sin más», subraya la investigadora. Una de las pistas que recibió fue acudir precisamente a ese diccionario de germanías del que hablábamos anteriormente, pero la búsqueda fue una inmersión léxica en toda regla.

En esa aventura descubrió que hay palabras que han cambiado sus costuras, como tesaurero (actual tesorero) y otras que, simplemente, perdieron su razón de ser. Es el caso del femenino de cocodrilo (cocodriz), cuya existencia ya nadie recuerda. «Me explicaron que fue un intento de que hubiera un femenino para este animal, pero no prosperó», resume.

Entre las ideas que los académicos le dieron a Marta P. Campos destaca la recomendación de acudir a un atlas lingüístico, o el buscador dirae.es, un sitio en el que se pueden buscar palabras por su definición. «Cuando rastreas un poco te das cuenta de la cantidad de palabras que desaparecen del diccionario. Yo comencé a pensar en que tenía que haber alguna manera de conservarlas», manifiesta.

Hoy mismo se presenta en Vitrinas el proyecto de Marta P. Campos. Además, se realizará una performanece con Giuseppe Domínguez, que ha escrito a mano todas y cada una de las palabras del proyecto y, al tiempo que se presentará en el espacio del Musac se subirá a la web. «Además, nuestra intención es trabajar también con el sonido de las palabras, con los fonemas y en las vitrinas se volcarán todas las palabras superpuestas», subraya Marta P. Campos.

La escritora Pilar García Mouton presentará su obra Las palabras moribundas, un ensayo en el que demuestra que las palabras moribundas tienen un poder evocador que lleva hacia nuestra memoria el recuerdo de personas queridas que ya no están, épocas de nuestra vida que pasaron, utensilios perdidos, tareas superadas, antiguas modas divertidas. En el libro aparecen términos en desuso, tales como chipén, pasquín, pickup, chiticalla, romadizo, almazuela, córcholis, mandil, encetar, garrotillo, mancar... elepé o tomavistas.

«Una de las conclusiones a las que he llegado tras este trabajo es que, aunque no las usemos, todas las palabras deben estar en algún sitio porque, de lo contrario, nuestro mundo se hará más pequeño», defiende. Por esa razón, Marta ha depositado todas ellas en un asilo de palabras ancianas, una web —19142014.es— donde se pueden consultar los significados de muchas de ellas y en donde ofrece a los usuarios inventar significados nuevos. Además, en Vitrinas también habrá ficheros en los que se integrarán el año de nacimiento y nacimiento de cada una de las palabras ausentes.