Diario de León

La insurreción de Edmundo de Ory

l ’Prender con keroseno el pasado’ repasa «las muchas vidas» del padre de los ‘aerolitos’. prender con keroseno el pasado José Manuel García Gil Fundación José Manuel Lara. 576 páginas. 18.90 euros.

bernardo rodríguez

bernardo rodríguez

Publicado por
miguel lorenci
León

Creado:

Actualizado:

R aro, loco, indómito, heterodoxo, maldito, rebelde, insumiso, payaso, excéntrico... Todas estas etiquetas se asociaron al inclasificable y extremo poeta Carlos Edmundo de Ory (Cádiz, 1923-Thezy-Glimont, 2010). Pero su biógrafo cree que «libérrimo» es el adjetivo que mejor lo define y que su verdadera condición literaria fue la de «autoexcluido». Así lo asegura José Manuel García Gil (Cádiz, 1965), también poeta, que publica una extensa biografía de su paisano, Prender con keroseno el pasado , con la que ganó en abril el premio Antonio Domínguez Ortiz y con la que demuestra que «vida y obra son en De Ory ramas del mismo árbol».

Las fundaciones José Manuel Lara y Cajasol publican este trabajo de investigación que recupera a una de las figuras «peor conocidas, menos leídas, nada reconocida, pero más relevante de la literatura española contemporánea». Un iconoclasta insurrecto que se situó por voluntad propia en los márgenes de la cultura y cuya vida «es una galaxia de biografías, una historia de muchas vidas», según García Gil.

«El personaje que construyó eclipsó su vasta obra, variada y original», sostiene su biógrafo. Una obra ligada indefectiblemente a su vida y que para su paisano José Manuel Caballero Bonald, poeta como él y premio Cervantes, «es un notable ejemplo de vitalidad creadora, de estrategia independiente frente a cualquier precepto de curso legal» y que, «defiende lo que el ejercicio de la literatura tiene de aventura».

Amor y dolor fueron las fuerzas que ordenaron la vida y la poesía «disidente» del irónico, jocoso y sarcástico De Ory, que jamás se dejó atrapar por las convenciones y que sucumbiría a la leucemia con 87 años. «No se debe llamar poeta al auténtico poeta, que es un hombre que habla de un modo especial», sostenía un creador que prometió «hacer sonetos desde la tumba».

«Vivir toda la vida con el nombre de poeta es ridículo», sostenía el original creador, padre del postismo —«el ismo que viene tras todos los ismos» y que aspiraba a superar y sintetizar a todas las vanguardias— y de los ‘aerolitos’, aforismos con voluntad de estrella fugaz, como el que da título a su biografía.

«Me van a perdonar, pero yo no entiendo el mundo», fue su declaración de intenciones al presentar en 2004 la antología Música de lobo , que el crítico, catedrático y poeta Jaume Pont elaboró sobre una obra poética que alternó con aforismos, cuentos y ensayos. Una obra alumbrada «fuera del tiempo y del encasillamiento que hoy tiene plena actualidad», asegura su biógrafo. «De Ory fue un autoexcluido de la poesía, de la sociedad y de la familia: era un ser libérrimo y un culo de mal asiento», insiste García Gil.

tracking