LE BIG MAC
Todos duermen
No son ni las cuatro pero tú te has despertado y vienes hacia mí agitando la mano como si llevaras una carta infinita o una manzana robada de un naranjo. Afuera parece temblar la oscuridad como un fuego que está apunto de encenderse, o como pájaro que vuela por primera vez. Todos duermen y tú me despiertas y ahora ya nadie duerme aunque todo el mundo esté dormido. Yo no sé cómo contar mis horas de insomnio pero quiero contarlas contigo, como en ese poema de Benedetti que siempre odié y que algún día leerás. Ojalá lo leamos juntos, porque entonces será un poema distinto. Ojalá podamos contar con palabras todo lo que no podemos contar con números, como que dos cuentan más que dos si tú eras la una y el otro soy yo. En un árbol del jardín escribe una cigarra una carta infinita. Todas sus hojas son las horas de sueño que nos hemos perdido. Algo que parece luz brilla más allá del bosque. Quizás esté amaneciendo. Hay una fiesta de mosquitos y pájaros en la que nos hemos colado y alguien nos miran mal, pero todos duermen, porque tú y yo no nos hemos dormido. Ahora te inclinas sobre mí y un hilo de saliva te cae de la boca y juegas con él como si fuera una naranja robada de una higuera. Lo que quiero contar sólo puedo contarlo si lo cuentas conmigo.
¿Has visto cómo se esconden las estrellas cuando a la noche se le levanta el flequillo? Es por el aire que viene de más allá del bosque. Sopla porque nos hemos colado en la fiesta de los pájaros y los mosquitos. No sé qué te estoy contando. Que a la noche se le despeina el flequillo y a ti te caen los párpados. Tienes los ojos tan grandes que todas mis palabras parece diminutas a su lado, por eso me gusta contar las cosas cuando las cuento contigo. Te acaricio el pelo y te digo que ojalá contemos juntos que no quiero dormir si estar despierto es estar contigo. Y ahora tú duermes y yo me desvelo. Estoy solo, pero nunca estoy solo si tú estás conmigo. Contra la mosquitera se estrellan los pájaros pero no los mosquitos. Ojalá estés soñando con una higuera llena de manzanas. Alzas la mano y robas un racimo. Yo ya estoy dormido, pero lo agitas con tanta fuerza que me despierto. Todos duermen. Menos tú yo yo, que estamos dormidos. La noche se acaba. No sé qué quiero contar, pero duerme y cuéntalo conmigo.