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poesía

Ríos que nunca han existido

Poesía creacionista. Ecuatorial, Poemas árticos. altazor Vicente Huidobro Visor, Madrid, 2018. 208 pp.

Publicado por
josé enrique martínez
León

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H abía decaído el Modernismo cuando en América aparece una poesía nueva que es el cimiento de la poesía en lengua española a lo largo de cien años. Hablo de Huidobro, Vallejo, Borges, Neruda, Girondo... Entre 1920 y 1935, por señalar algunas fechas, se produce la ruptura con la tradición poética anterior para ingresar en las diferentes manifestaciones de la vanguardia, entre ellas el creacionismo de Vicente Huidobro (1893-1948), poeta chileno que viaja a París en 1916 y que lo hace a Madrid dos años después, donde publica Ecuatorial y Poemas árticos , libros que lograron el asentimiento de Gerardo Diego y Juan Larrea y la transformación eficaz de la poesía española e hispanoamericana. Los dos poemarios forman, con Altazor (1931), la cima de de la poesía creacionista. Los tres se reeditan ahora, renovando el grito por la libertad de imaginación y de palabra, por el placer lúdico y sobre todo por la exultante creación verbal en la que la impertinencia morfológica y semántica fue el rasgo más polémico y es hoy el más sugestivo, como lo es la nueva métrica, tanto en el uso del verso libre como en la caprichosa disposición gráfica de los versos. La obra vanguardista de Huidobro es por eso, y ante todo, una aventura del lenguaje, aunque no deje de ser otras cosas, como en el caso de Altazor, su libro más definitivo, que supone, según otro poeta chileno, Óscar Hahn, un modo de burlar a la muerte por medio de la palabra, la poetización del viaje del nacimiento a la muerte. En todo caso, ruptura, subversión, revolución son términos usuales al hablar de esta poesía y de este poeta que, como «pequeño dios» reconvino a los poetas: «¿Por qué cantáis la rosa, oh poetas? / Hacedla florecer en el poema».

Ecuatorial es un largo poema dedicado a Picasso. La guerra mundial le ofreció su parafernalia de aeroplanos, obuses y otros artefactos del mundo moderno. Lo que llamó la atención fue la imagen novedosa y la inconveniencia calificativa (guitarra indócil, boscaje fónico, etc.). El segundo libro, Poemas árticos , es una suma de poemas breves para construir un mundo irreal e imprevisible: «Hice correr ríos / que nunca han existido». Pero el gran libro es Altazor. La poesía canta «cosas que pasan fuera del mundo cotidiano» con una formidable inventiva verbal para «el unipacio y el espaverso» que está construyendo este «antipoeta y mago» como se calificó el propio Huidobro. Era la poesía nueva.

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