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poesía

Lluvia de voces

antología invisible Rafael Courtoisie Accésit Premio Gil de Biedma, Visor, Madrid, 2018. 88 pp.

Publicado por
josé enrique martínez
León

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U no de los nombres más premiados de la poesía uruguaya y americana es Rafael Courtoisie, cuyas últimas obras, tanto de narrativa como de poesía, viene publicando en España; así ocurre con títulos como Parranda (2014) y Ordalía (2016), poemarios al que se suma ahora Antología invisible , sobre el que versa esta reseña. El título lo toma del escritor polaco Milosz quien afirma que en la casa de la poesía entran y salen huéspedes invisibles. Courtoisie indica que su antología «reúne textos desconocidos de autores reales, vivos o muertos, textos reales de autores desconocidos, imaginarios, posibles o imposibles, textos que construyen una poética polifónica, heterodoxa, múltiple», siendo el centro focal el propio Courtoisie, aunque los textos se atribuyan a diferentes nombres, inventados o reales como Paul Celan, Rulfo, Kafka, etc.

Compone así una «lluvia de voces» que no son otra cosa que poemas del uruguayo atribuidos a otros poetas, a la manera como Machado creó sus apócrifos, por buscar algún parentesco más bien lejano. De lo que no cabe duda es del ejercicio de imaginación, de relectura, asimilación y a la vez de dispersión que suponen estos poemas.

Más allá de la calidad de los textos, indudable, el lector tal vez se vea movido más por la curiosidad que por lo que suelo llamar la emoción poética. Es el riesgo de estos ejercicios de ingenio, que lindan con el divertimento literario. Al lector le interesará tal vez, y por ejemplo, el «Inédito de Alfonsina Storni», quien tras la muerte por suicidio reconviene al escritor Horacio Quiroga, a quien admiró y seguramente amó; o el chocante inédito de Donald Trump titulado Sabemos quién mató a Kennedy ; o la burla a la Explicación sencilla de la poesía por pate de Todorov que, contrariamente, es una exposición enredada y confusa. La mentada curiosidad lectora se detendrá tanto o más en las explicaciones en prosa sobre los inéditos (el encuentro del manuscrito, su traducción, etc.) que acaso en los poemas, a veces datados en fechas tan enigmáticas como 2387. Rizando el rizo, el poema final se titula Apócrifo de Rafael Courtoisie con extensa aclaración según la cual se atribuye a tal nombre un texto ajeno. Sea lo que sea, el libro es, en efecto, curioso, y representa un ejercicio de estilo e ingenio, y según el poeta «una práctica de asimilación y suma dialéctica de las voces de la tradición para crear desde la tormenta y el salto, desde la ruptura con esa tradición».