«Ningún muro es impermeable ni eterno»
l Paloma Sánchez-Garnica presenta la novela ‘La sospecha de Sofía’. Filandó n La autora Confronta el horror de la ‘kafkiana’ dictadora de la RDA y la grisura del tardofranquismo con la revolución de mayo del 68 en su nueva novela, que presentó esta semana
N ingún muro es impermeable ni será eterno. El que quiere levantar Donald Trump también caerá, como cayó el de Berlín». Lo vaticina Paloma Sánchez-Garnica (Madrid, 1962), autora de La sospecha de Sofía (Planeta). Una novela que recorre una Europa dividida y que es, entre muchas otras cosas, un homenaje a cuántos se dejaron la vida tratando de escapar del gigantesco campo de concentración que fue la RDA atravesando el muro que dividió Berlín entre 1961 y 1989. Un ejército de espías de la Stasi y la KGB buscaron con denuedo entonces «lo que hoy les regalamos con nuestros ordenadores y móviles», advierte la autora. Es la séptima novela de Sánchez-Garnica y recorre esos 28 años entre dos dictaduras de distinto signo y una revolución. Parte del Madrid gris del tardofranquismo. Pasa por la ilusionante revuelta parisina de Mayo del 68, y disecciona la implacable y «kafkiana» dictadura en la República Democrática Alemana (RDA) donde la temible Stasi —la Seguridad de Estado— quería dominar mentes y voluntades y someter a la ciudadanía. Por esos tres escenario se mueven unos personajes «que buscan su identidad y su destino en Madrid, París y el Berlín Oriental».
Peter Fechter, un albañil de Berlín oriental intentó cruzar el muro con 18 años. Fue una de las primeras víctima mortales y un símbolo en contra de aquella aberración de cemento, alambre y muerte que trataron de cruzar más de 100.000 ciudadanos de la RDA entre 1961 y 1989. Lo lograron poco más de 5.000. Murieron unos 600, casi 150 solo en Berlín. Lo recuerda Sánchez-Garnica en la siniestra cárcel de la Stasi y en la misma calle berlinesa donde un placa recuerda la trágica muerte de Fechter, a quien Nino Bravo dedicó su legendaria canción Libre , compuesta en 1972 por José Luis Armenteros y Pablo Herreros. «Quedó tendido durante casi una hora sin recibir asistencia y desagrándose a la vista de todo», recuerda la autora de una novela que llegó al lector este martes.
España, Francia y la RDA eran a mediados de los setenta «realidades tan dispares que parecen pertenecer a planetas distintos» plantea de la autora. En una España en blanco y negro «comienza a agonizar una dictadura con una burguesía franquista que vive de espaldas a la realidad y con mujeres que son ciudadanos de segunda clase». En París los estudiantes buscan la playa bajo de los adoquines en una revolución urgente «que quiere cambiar el la historia», mientras que en Berlín Oriental, «la Stasi ha convertido la vida de sus ciudadanos en una pesadilla de delaciones, espionaje y condenas».
Intriga emocional Daniel y Sofía son los protagonistas de un ‘thriller’ emocional y espionaje con mil perfiles. Son un matrimonio burgués y convencional que se verán envuelto en un torbellino de acontecimientos que cambiarán sus vidas de forma drástica cuando estalle un pasado terrible e insospechado. «Todos los muros ha sido un fracaso. Todos son permeables y no solucionan nada. No se puede cercar la libertad. Son la neura de muchos políticos de diferente ideologías», dice Sánchez Garnica, que ofrece un paseo por la historia desde la construcción del muro a Berlín a su caída en un caleidoscopio de mundos muy dispares. Sabe que «los extremos se tocan» y que el horror estalinista difiere poco del fascista o el maoísta y defiende «una democracia imperfecta a una dictadura perfecta, sea del color que sea». «La privación de libertad es común en todos los regímenes totalitarios que son igual de dañinos. Roban la libertad y condicionan la vida y los destinos de los ciudadanos», dice. la escritora.