El tema menos burlón de Pablo Carbonell
l El cantante de Los Toreros Muertos presenta ‘Pepita’. Filandó n pablo carbonell acaba de publicar una novela en la que demuestra que lo importante es tener convicciones y seguir los dictados del corazón
T exto Cantante, humorista, director de cine y, ahora, escritor. Pablo Carbonell ha escrito Pepita , su primera novela, en la que relata una falsa fiebre del oro con «humor y mensaje ético», algo que le ha resultado más difícil de lo que esperaba: «Siempre tengo cierto complejo de intruso». Tuvieron que pasar ocho meses desde que el cantante de Los Toreros Muertos escribiese las primeras diez páginas de Pepita hasta que la editorial Destino diese el visto bueno a esta historia «silvestre que bebe de la tradición picaresca y apunta directamente a nuestras convenciones, vicios y virtudes». «Soy una persona sin fe en lo que hago. Es más, tengo cierto complejo de intruso en todo lo que hago. Creía que era una tontería y que no me contestaban porque no me querían insultar», explica el gaditano (1962), que, finalmente, recibió el sí de la editorial para poner en marcha Pepita . Una fiebre decimonónica que se desarrolla, sin embargo, en pleno siglo XXI para salvar de la penuria a un pueblo ficticio y despoblado de la España rural, donde cohabitan la codicia, el fornicio, la picardía, la estulticia y la necesidad extrema junto al sentido del humor del ideólogo de Mi agüita amarilla . «Supongo que es una novela costumbrista, pero yo no sé muy bien qué es una novela costumbrista y no sé si eso es un género. Es como si cogieras una novela de Galdós y la metieras en un frenopático, algo así», comenta riendo el escritor, que en 2016 publicó sus memorias, El mundo de la tarántula. Ahora, salta a la ficción con Pepita y la moraleja de ésta que ha seguido a pies juntillas mientras escribía este libro, una lección que «le va a gustar siempre»: «Haz lo que quieras y sé fiel a tu corazón». En un pueblo arrasado por el cierre de una mina y a través de las amplias dehesas donde engorda el cerdo ibérico, un hombre, Curro, y su hijo «tarado mental», Tarugo, crearán una fiebre del oro para reflotar su negocio hostelero.
Un vaquero ecologista, un cura codicioso, un árabe que fotografía a los turistas junto a su burro o un enamorado criador de cerdos habitan esa aldea despoblada en la que la protagonista e hija de Curro, Pepita, se convierte en una mujer cuyo valor es no tener precio y en la verdadera pepita de oro de la historia. «Desde que empecé a escribir, la mujer ha dado un buen arreón a su presencia social. El juego de palabras que tiene el libro, Pepita, primero como un trozo de oro y después como una mujer que se llama Pepita y no doña Josefa, ha sido totalmente accidental, no lo tenía previsto. No sabía que iba a coincidir con un movimiento feminista tan importante», reconoce.
Tampoco sabía, añade, que transmitir mensajes éticos en las páginas de un libro iba a llevarle tantas horas de escritura, ya fuese en trenes o en los largos viajes en furgoneta junto a sus compañeros de Los Toreros Muertos. «Escribir humor y con cierto mensaje era más difícil de lo que yo esperaba», asegura Carbonell, que se ha dejado llevar, como se deja llevar su irreverente narrador en «Pepita», para que los «trastornados» personajes fuesen evolucionando hacia sus propios destinos.
Como «maestros» para su debut literario, ha tenido, añade, a Wenceslao Fernández Flórez, Álvaro de Laiglesia y a su «compatriota» Felipe Benítez Reyes.